En una sociedad tan tecnificada como la nuestra, es natural y necesario que los individuos se adapten a la constante aparición de nuevas herramientas tecnológicas que impactan de forma directa en nuestro día a día. Los jóvenes de esta generación son "nativos" de esta era tecnológica, pues han nacido dentro de ella y el huso de las herramientas digitales les resulta algo muy común.
Esta situación tiene incidencia en la adquisición del aprendizaje de los estudiantes de hoy en día, pues los métodos tradicionales que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje ya no resultan tan efectivos. Es por esto que hoy más que nunca se hace necesaria la implementación en las aulas de nuevas estrategias pedagógicas pensadas y diseñadas para los jóvenes de esta era digital, las mismas deben adaptarse al ritmo de estos estudiantes y valerse de sus habilidades y destrezas, lo que permitirá que el conocimiento que obtengan de dicho proceso sea significativo para sus vidas.
Es por eso que en respuesta a esta necesidad, nace un modelo didáctico denominado como "La clase invertida o flipped classroom". Fueron los profesores Jonathan Bergman y Aarom Sams del instituto Woodland Park en Colorado quienes idearon este método realmente vanguardista. A través del mismo los estudiantes tienen la posibilidad de aprender contenidos nuevos fuera del aula, utilizando para esto presentaciones, vídeos, lecturas, audios, entre otras. Este material es dejado en la red por el profesor, pudiendo este valerse de las redes sociales más frecuentadas por los estudiantes, como por ejemplo facebook o twitter. Lo interesante de este método es que el alumno decide en qué momento revisar el material didáctico, pasando a ser un agente activo de su propio proceso de aprendizaje. Es necesario que dicha revisión sea registrada de alguna forma, por lo que el docente puede plantear una serie de preguntas para ser contestadas de forma inmediata a través de un formulario (pudiendo utilizar para esto google form u otro).
Posteriormente en el aula, se atienden las dudas que puedan presentar los estudiantes referentes al material didáctico brindando orientación más individualizada e interacción con los alumnos. Una vez solventadas las dudas, se procede a aplicar una actividad evaluativa (estudio de caso, cartelera, entre otras) donde se pueda evidenciar si se logró o no el aprendizaje significativo del tema tratado.
Este método busca invertir el enfoque tradicional del aula de clases, donde existe una transformación del docente para pasar a ser entrenador asesor y el alumno deja de ser un agente pasivo para convertirse en uno activo, participativo y colaborador con la aplicación del modelo y que el estudiante obtenga como resultado un aprendizaje significativo.