El Hijo de Dios
El andar de Williams, el hijo de Dios, cada vez en más intermitente, los robots que le rendían pleitesía no responden a sus comandos y la densa bruma que cubre su nave nodriza, después del último ataque, cada vez es más intensa.
Su linaje híbrido se desvanece, su descendencia se extingue por culpa de la pérdida irreparable de la última cápsula matriz que contenía ese líquido tan preciado. Era el último 15 % del elemento humano, aquí en este planeta tierra ya invadido por los progenitores intergalácticos, poseedores de esa misma poción de origen reptil.
Mabus, el perro Biónico de Williams, emite los últimos gruñidos que alcanzan los 110 Hertz, frecuencia deseada para trascender. El colisionador de hadrones sigue titilando, indica que falta solo la cápsula para la última explosión que hará que los Nephilim se marchen por donde vinieron.
Williams lanza un suspiro, dejando brotar de sus ojos, los últimos mililitros de su sangre azul y viscosa, entregando así el reino que dirigió con esos ojos del mismo color, que hipnotizaron por siglos a los terrestres mortales, aún presos por llevar sangre roja y caliente que los convirtió en esclavos.
En ese instante ocurre un terremoto, los volcanes muertos se activan y el cauce de los ya desaparecidos ríos, mares y lagos, se vuelve azul y viscoso, el reino aún no se acaba, el hijo de Dios ha resucitado, la elipsis de los Dioses es azul, el alimento de nuestra alma es azul y viscoso, el código de nuestro ADN está resuelto.
Muy buen relato tocayo y muy bonitos paisajes espaciales, éxitos en el concurso.
Muchas gracias tocayo, animese, que más no queda inspirarnos, un abrazo hermano!
Claro vale, eso es asi. Ya me anime, ¡esta hecho!.
Saludos tocayo, un abrazo.
Esta super creativo y las imágenes le complementan muy bien.
Que buen relato Juan, pues aun tengo sangre roja ( soy una exclava) jajaaja. Saludos
Me gusta la sangre azul, tiene otro sentido en esta literatura, original. Saludos y suerte.