Es hora de hablar de otro tema interesante en el mundo del cine actual. Se trata del Universo Cinematográfico de DC. Hagamos un esfuerzo por remontarnos a los años 80. El cineasta Tim Burton llevó a la pantalla grande un superhéroe poco común. Mientras otros parecían esforzarse por ser coloridos, por tener personalidades atractivas, por ser queridos en sus comunidades, Batman era un personaje oscuro, perseguido por la ley, atormentado por su pasado.
Es en ese contexto -obviando el infame Batman psicodélico de Adam West- que Burton se atreve a abordar al encapuchado justiciero de Ciudad Gótica. El éxito de esta cinta y su sucesora dio pie a una saga que tuvo más de controversia y errores conceptuales (los batipezones, la batitarjeta de crédito, la “actuación” de Arnold...) que de aciertos.
En los años 2000 llegó el inglés Christopher Nolan con su visión del personaje que incluyó una historia de origen basada en el clásico callejón y el atracador asesino que deja a Bruce Wayne huérfano, pero en todo lo demás aportó innovación a la historia, al personaje, al universo cinematográfico. Esa trilogía le dio un gran impulso al UCDC.
Luego, el desastre. El realizador Zack Snyder, que había probado su valía con WatchMen, tomó la batuta de un segundo relanzamiento de Superman -obviando también el Superaburrido héroe de Bryan Singer (X-Men)-. A pesar de algunos comentarios negativos, en general la película cumplió con las expectativas.
Al ver a su vecino y rival Marvel hacer “maravillas” con sus personajes, Warner se animó a seguir la senda con dos superproducciones que llenaron las ilusiones de fans y no iniciados: Escuadrón Suicida y Batman Vs. Superman. Sendos fracasos de crítica pero que aún funcionaron en taquilla. Ni de cerca lograron acercarse a las producciones de Marvel, pero era posible ver un futuro para estas producciones.
Merece capítulo aparte la sorprendente Wonder Woman de Gal Gadot que finalmente pudo entregarnos una buena y entretenida versión de esta heroína que acompañó tantas veces a sus pares hombres pero que no había tenido la oportunidad de liderar su propia versión. Dicho esto algo extraño pasa si una buena película de superhéroes no parece pertenecer a su propio universo, eso nos dice mucho del mismo.
En ese punto llegó Justice League, en mi opinión un intento apresurado de DC de “ponerse al día” con una especie de Avengers pero sin el trabajo previo de introducción de personajes, de construcción de conexiones, de creación de un verdadero universo cinematográfico. El resultado fue un fracaso tanto de taquilla como de la crítica. No se puede negar que la cinta trata de cumplir con sus propios objetivos pero al verla como un todo parece ser dos películas conviviendo dentro de una. Todo se puede explicar por el cambio de director, retrasos en producción, problemas contractuales y sus repercusiones (el bigote de Henry Cavil) distracciones innecesarias para un film que tenía sobre sus hombros la responsabilidad de restaurar para siempre el rol de DC como el rey de los superhéroes como lo fue al principio del siglo pasado.
En resumen, una larga historia para decir que aunque ha tenido altibajos y problemas, el UCDC es un jugador a tener en cuenta en el actual momento de la industria fílmica, pero es necesario que se conecte con lo que el público quiere ver, así como que encuentre su propio ritmo de crecimiento y construcción. No dejemos de mirar al cielo, tal vez no aparezca un pájaro o un avión pero tal vez sí una película de DC que no nos decepcione.