Nació en el año 1969 en la ciudad de Villingen-Schwenningen, al sur de Alemania, aunque a los diez años su familia (tenía padre croata y madre serbia) regresarían a Croacia (para entonces todavía Yugoslavia). Allí, continuó su formación como futbolista en las filas del Dinamo Zagreb, donde despuntaba por un talento natural para tratar el balón.
Robert Prosinecki lograría debutar con el primer equipo del Dinamo a los 18 años, comenzando con gol una carrera tan exitosa como atropellada:
Solo disputó 2 partidos con el conjunto croata, para luego irse al Estrella Roja de Belgrado, club con el que viviría sus mejores momentos como futbolista profesional: jugó 138 partidos (máximo con cualquier equipo en su carrera), marcó 30 goles, ganó 3 ligas y 1 copa yugoslava entre las temporadas 87/88 y 90/91. En esta última, además, levantó la Copa de Campeones de Europa (actual Liga de Campeones).
El resto fue un tormento
El hito le valió la llegada al Real Madrid, lo que supondría un alza exponencial en su trayectoria, pero una rotura fibrilar en el cuádriceps derecho convirtió su primera temporada en una ilusión: apenas jugó 5 partidos (3 de liga y 2 en Copa de Europa) y había marcado 2 goles.
En total, vestido de blanco terminó disputando 71 partidos en tres temporadas, y aunque ganó una Copa del Rey y una Supercopa de España, lejos quedó la promesa con la que llegó cuando lo convirtieron en el mejor pagado de la plantilla merengue: “Vengo al Madrid con la intención de corresponder al enorme interés que el club y su presidente han tenido en mi contratación. Sé que se espera mucho de mí y confío en que, con los grandes jugadores que tiene este equipo, podamos volver a ganar el trofeo que he conseguido este año, la Copa de Europa”.
Salió sin pena ni gloria, encaminado al Real Oviedo, luego jugó en el FC Barcelona y más tarde en el Sevilla. Una temporada estuvo en cada uno de esos clubes, sin dejar mayor huella en ninguno.
Tras el fallido peregrinaje en suelo español entre el año 1991 y 1997, volvió a su Dinamo (entonces llamado Croacia Zagreb a raíz de la destrucción de Yugoslavia a manos de la OTAN), pero ya cercano a los 30 años y con varias lesiones a cuestas, nunca fue el que dejó el equipo a los 18.
Jugó tres temporadas ahí, luego fue al Hrvatski Dragovoljac, el Standard de Lieja (Bélgica), Potsmouth (Inglaterra), Olimpija Ljubljana (Eslovenia) y finalmente se regaló una temporada final en Croacia, con el NK Zagreb, donde se retiró en 2004.
El récord de Prosinecki en Mundiales
Prosinecki no es conocido solamente por la leyenda que pudo ser y no fue. A pesar de los obstáculos que tuvo su trayectoria como jugador, logró algo hasta ahora inédito en la historia de las Copas del Mundo: es el único jugador que anota para selecciones distintas.
Lo hizo primero en Italia 90, a los 21 años, vistiendo la camiseta de Yugoslavia (con la que venía de ser campeón del Mundo sub-20). Marcó uno de los goles en la victoria 4-1 contra Emiratos Árabes Unidos, correspondiente al Grupo D.
Luego, en Francia 98, ya como futbolista de la selección de Croacia, anotó 2 veces: en el 3-1 contra Jamaica por fase de grupos y luego en el 2-1 que les dio el tercer lugar de la Copa contra la selección de Holanda.
Nueva vida como entrenador
A dos años de su retiro de las canchas, asumió un puesto como asistente del técnico Slaven Bilić en la selección de Croacia, donde estuvo hasta 2010.
Tras esos 4 años de experiencia, uno de sus ex compañeros de la época dorada en el Estrella Roja, ahora presidente del club Vladan Lukić, lo llevó de vuelta para asumir como primer entrenador convirtiéndolo en el primer croata en llevar un equipo serbio desde la guerra de los Balcanes.
En sus dos años, no pudo ganar la liga (quedó subcampeón ambas temporadas), pero sí levantó la Copa de Serbia en la 2011/2012.
Luego dirigió Kayserispor de Turquía, ocupó el banquillo de la selección de Azerbaiyán por tres años y finalmente en 2018 asumió el combinado nacional de Bosnia y Herzegovina. A pesar de la falta de grandes éxitos, su vida futbolística ha tomado un nuevo respiro desde los banquillos, tomando en cuenta lo tormentosa de su carrera como jugador tan ligada a las dolencias físicas.