Buenas noches amigos míos, hoy quiero compartir con ustedes una situación, que inicia el día viernes 11/05/2018 en horas de la tardes, en mi ciudad natal Maracaibo. Próximo a celebrar el día de las madres, decidí obsequiarle a mi viejita un perfume o colonia, como decimos acá. Para lograr este objetivo me trasladé al centro de la ciudad e inicie la búsqueda. Después de un largo rato de observar y preguntar en las diferentes tiendas, pude comprar un perfume acorde a mi bolsillo.
De verdad que no podía creer el dinero que me exigían por un perfume, ¡bárbaro!, llegaron a solicitarme hasta 50 millones de Bs. Y expresados como si fuera poco, “50 mil bolivitas”, porque de paso, el comerciante ya pronuncia la reconversión monetaria, quitando los tres ceros, evento que está previsto para el 4 de junio del corriente año, “presuntamente”. Bueno como era el cometido comprar un perfume, tuve que sacar dinero hasta de las tarjetas de créditos, para poder reunir los 35 millones de Bs que me solicito el comerciante por la colonia que escogí.
Si todo hubiese sido comprar el perfume y luego esperar el día domingo para obsequiárselo a mi viejita, se cumplen los objetivos exitosamente, pero la realidad fue otra. El día domingo, es decir ayer, me levante temprano, me alisté, revise mi carro (un Kia rio stylus 2011), tomé el regalo (ya preparado para tal fin), y me dirigí a casa de mi mama, (como 40 minutos aproximadamente de viaje). En el recorrido todo iba normal, hasta que mi vehículo fue colisionado por otro vehículo, en la parte de atrás.
Se trataban de unas personas (2 caballeros y 2 Damas), a bordo de un carro (Chevrolet Malibú), en estado de embriaguez. Realmente estaban amanecidos y muy borrachos, a tal punto, que no podían casi ni articular palabras. El hecho es que golpearon fuertemente la parte posterior de mi vehículo, dejándolo prácticamente fuera de circulación.
Tratando de dialogar con esos borrachos, en la escena del accidente, fuimos víctima de unos maleantes, que con armas de fuego en mano, nos despojaron de todas nuestras pertenencias, incluyendo el regalo de mi madre.
Posteriormente pasó un amigo, que a través de él contacte una grúa, remolcando mi carro hasta un taller propiedad de un vecino.
En resumen, gracias a Dios salí ileso, tanto del accidente de tránsito, como del atraco y con mi viejita, no me quedó otra alternativa que agasajarle en la cena.
Saludos cordiales...@julio54