En el caminar diario nosotros vamos consolidando el andar , a través de los pasos del tiempo como si se tratase de una composición donde el protagonista es el camino. Grandes distancias para vivir grandes experiencias en este mundo donde lo único e importante es el querer; querer hacer, construir, amar, vivir y existir. Lograr sobrepasar lo que ha sido cuestionable solo con el afán de ganar espacios, conquistar ideas, cultivar pasiones para cosechar vida. Y son justamente las vivencias las que te transforman, te hacen crecer. La trascendencia espiritual posee altos relieves que marcan la presencia divina inmersa en lo que crea el hombre, en ese convencimiento sobre la existencia de energías de otras dimensiones, que influyen sobre la tierra y en la permanencia del ser en el tiempo, aunque este ausente físicamente, en un espacio rodeado por infinidades de elementos creados por generaciones que aun luchando contra el olvido, están cargadas de un misticismo que te invita a evocar y al mismo tiempo a encontrarte con la energía que emana de cada una, al interactuar con ellas, originando una serie de sentimientos, sensaciones por una fuerte carga de su esencia y su perdurabilidad en el tiempo dada por el fuego.