16 años
- Ese cuento tiene algo extraño, muy extraño, ¿cómo alguien y más si es una niña, llamada Angélica pudo hacer algo como eso?
- Pero sí, es cierto, así se llama o llamaba la muchachita, ella vivió en la casota de la esquina, esa la que está en la calle 10 con carrera 9.
- ¿esa no es la casa que yo…
- Esa mismita es.
- Yo mejor…ya vengo.
Unos días después - 5 años
Después de lo acontecido la gente comentaba algo así “quién iba a pensar que detrás de esos ojos tristes y esa linda sonrisa se ocultaba un ángel vestido de negro”.
El día
Durante la celebración de la septuagésima feria del pueblo La Lajita, la diversión de los niños con las atracciones mecánicas, el entretenido juego de apuestas entre los hombres y el chismorreo de las mujeres, fue interrumpido por un grito muy fuerte y lleno de rabia, empezó a extenderse un insoportable olor a quemado por todo el pueblo.
Los más chismosos identificaron el foco del acontecimiento, resultó ser que la tierna Angélica, una de las niñas del pueblo, había agotado sus cupones de paciencia y con una fuerza descomunal tomó por el cabello a una de las muchachitas, la hijastra del alcalde por cierto, y la lanzó directo a uno de los transformadores de la plaza.
La gente quedó boquiabierta, unos borrachos sudaron el alcohol de un solo golpe, los niños corriendo sin rumbo y envueltos en llantos suplicaban por el contacto materno. Sin darse cuenta todos formaban parte de una perfecta circunferencia cuyo centro era el cuerpo desmayado de Angélica, y con ella su diario.
La gente que pudo medio curiosear el diario murmuraba que todos los niños molestaban a Angélica y le tenían apodos feos, incluso parece que en el baño del colegio un profesor le tocó sus cositas y ella no pudo defenderse, la muchachita, la del transformador, lo vio todo. Seguro por eso Angélica la aniquiló así tan feo.
Uno de ellos dijo, ¡Yo nunca escuché nada!, ¡no creo que mi hijo sepa algo, él no se mete con nadie!
Pasados los días de ese triste y extraño acontecimiento seguían llegando personas a la plaza con coronas y cruces de mil colores, el alcalde más destruido que la esposa. La casota de la esquina jamás volvió a encender una luz. Nadie tenía certeza del verdadero paradero de la muchachita. Todo lo sabido eran rumores de la gente, incluyendo a los no chismosos.
16 años
- Quien tuvo el deshonor de leer el tan reservado y perverso diario pudo saber que la muchachita estaba poseída por algo con una fuerza mayor a la criatura de los dos cachos, ¡quién más que yo que soy su madre puede saberlo!
Creado 17/01/2015 7:46 p.m. en mi blog Entre otras cosas
Corregido: 27/02/2107 11:45 p.m.
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