Desde tiempos inmemorables, el hombre ideó formas de justificar su existencia, a las cuales sin más ni menos llamamos hoy en día progreso, un progreso que siempre fue constante y fluido, manchado de sudor y sangre, pero consecuente al fin, agradecido en la medida del sacrificio ofrecido y sobre todo, eficaz. Una forma exquisita, pero dolorosa de mantenernos con vida los unos a los otros durante miles de años; descubrir lo que nos ofrecía el entorno que nos rodeaba para satisfacer nuestra necesidades más primitivas, esas como el hambre, el sueño, el frío, el calor, el miedo o el dolor.
Sin embargo aunque todo eso de forma instintiva nos llevó a descubrir avances como el fuego o las armas de caza más rurales, siempre estuvo presente ese estado innegable de querer crear una permanencia luego del momento del líbido, después de cazar por ejemplo, había que retratar ese momento especial en que se reafirma nuestra capacidad de sobrevivir ante un mundo salvaje e inhóspito que nos intentaba tragar día a día.
La importancia de nuestros actos jamás pasó desapercibida, inventamos formas indelebles para representarnos en estados de excitación máxima, convirtiendo esos momentos que nos maravillaban y sorprendían (como el movimiento indetenible y magnífico del sol y la luna, los cambios de estación, las estrellas, el nacimiento de la vida y la llegada de la muerte, entre otros) en actos importantes, que fueron convirtiéndose en rituales más sofisticados para honrarlos y, desde un punto de vista más simple, darle algo de sentido a lo que entendíamos primitivamente como existir.
1. El imaginario apropiado para este tipo de explicación para muchos filósofos y sobre todo científicos sería afirmar que, esa necesidad de quedar en el tiempo no fue más que una herramienta para que futuras generaciones aprendieran formas de supervivencia, lo que más adelante se convertiría en la respuesta natural a la creación de lo que conocemos como la ciencia de la historia, en este texto se trata de ampliar esa visión a un punto de vista mucho menos mundano.
Todo esto creo una necesidad que nos hizo preguntarnos cosas, que nos hizo despertar poco a poco otro de nuestros sentidos, uno de los más básicos, que fue la curiosidad.
“La curiosidad intelectual es la negación de todos los dogmas y es la fuerza motriz del libre examen”
José Ingenieros
Siendo curiosos desarrollamos aún más nuestra capacidad para sobrevivir, notamos que si cazábamos mucho una misma especie en un área determinada, esta dejaría de ser una fuente de sustento porque rompíamos su ciclo natural, que mientras éramos más, día a día nacían problemas específicos de nuestra raza. Manifestados en nuestra cotidianidad, porque desarrollamos emociones y situaciones que solo se pueden manifestar de esa manera, creciendo como raza. No esta demás recalcar que encontramos soluciones, si es que podemos llamarlas de esa manera, a nuestros problemas específicos y fuimos creciendo por miles de años, lenta y maravillosamente (u horripilantemente).
A su vez, volviendo de nuevo a el momento en que todo esto de nuestro ascenso como raza fue sucediendo, comenzamos a tener otra inquietud mucho más grande que la supervivencia o la superación de problemas específicos, y este problema es el objetivo de mi razonamiento, nos dimos cuenta al fin de que poseíamos algo que no podíamos explicar o comprobar, si quiera tocar, el alma o espíritu.
Inspirador para todos los poetas, y fuente de todas las artes actuales, el amor definido en dos palabras podrías llamarse o bien alma, o bien espíritu, con esta afirmación no quiero decir que las últimas dos solo sean en su totalidad conformadas por este sentimiento, pero si le creo, en parte superior a todos los demás sentimientos que juntos forman una entidad personal que podemos llamar alma o espíritu.
En su concepción actual esta rara entidad es un todo junto con lo material, y su gran misterio reside en su apreciación después del suceso de la muerte, analizando todo esto y llevándolo a un terreno donde puedo pisar mucho mejor, las artes que se desempeñan actualmente han desechado en gran parte este hecho natural o como prefiero decirlo yo, le han cubierto de mucha mierda.
Entendiendo nuestra historia, sabiendo que nos consideramos artistas bajo la concepción estética del siglo XX/XXI,y que llevamos en nuestra sangre ese dejo de rebeldía hacia todo lo que se hizo antes, que tenemos esa tendencia de entrar en las formas para salir de ellas lo más rápido posible, aún sabiendo todo eso, no estoy de acuerdo con la concepción de arte por el arte que reclama hoy en día las calles de Caracas, somos ajenos a miles y un formas cotidianas de arte, no nos situamos en los artistas de naturaleza si no en los logrados por academias, o por corrientes artísticas que predominan en el momento, ahora entendemos técnica y nivel de dificultad como calidad, y nos olvidamos de que no hay un acercamiento real a la obra muchas veces, no hay un empujón que te saque de tu realidad y te consuma en otra, una que no es tuya pero sientes que te pertenece, se ha perdido la visión sentimental para ganar una visión utilitaria, no quiero ser un romántico ni mucho menos, pero compartir sensaciones es mejor que opiniones vacías que muchas veces llegan a ser hasta rencorosas, nuestra comunidad está dejando paso a situaciones por las que originalmente huimos al mundo cambiante y impreciso del arte.
Es triste ver que tantos fondos y tiempo invertido se malogre en crear un abismo más profundo en esos caparazones vacíos que parecen rostros alegres, en esos pasivos e ignorantes a su alrededor social, económico, político y afectivo, a fin de cuentas me refiero a nosotros mismos, acostumbrados en estos últimos años a pasar todo por alto, y ya sin esperanza porque todavía creemos que nos la han arrebatado, sin saber, que sigue ahí esperando una reacción verdadera.
2. Es significativo recalcar que hablo y defino al arte por el arte en este texto, no como un movimiento histórico, si no como la manifestación involuntaria que se está dando en mi generación de artistas, jóvenes y no tan jóvenes, que están en mi entorno.
Así pues también manifiesto y aseguro que estoy de acuerdo con el desempeño individual de las artes, también en el incomprensivo, o en el abstracto, o en el técnico, incluso en el que no quiere ser visto por nadie, lo que no consiento es que sea irrelevante para el alma.
Epa bro, gusto verte por aquí... Abrazo
¡Epale, igualmente!
¡Cuidate!
Me parece interesante la forma en que ves la estética caraqueña, es una ventaja también para ti al vivir en otro país y poder comparar la forma de expresión desde edificios hasta la misma forma en que la ciudad en sí se comporta (estéticamente hablando) me gustaría ver expresado en palabras e imágenes el como podrías compararla con San Francisco.
¡Gracias por el interes que muestras por la nota!
Aquí te dejo un link a mi más reciente publicación sobre San Francisco
https://steemit.com/spanish/@kericx/conversaciones-north-beach-san-francisco
¡Hasta la próxima!
Carlos Gómez de Llarena y Moises benacerraf
Torre America. 1973
Tenia esa estética setentosa postmo, tienes que ver los catálogos de detalles constructivos y los bocetos de este arquitecto (Carlos Gómez). Ese edificio por dentro tiene unos espacios brutales y no te quiero contar la oficina Carlos Gomez de Llarena y Asociados C.A. Es brutal!
Saludos! :)