Capítulo 1: Inicio del Recorrido
El Flax es un sistema de transporte aéreo parecido a una línea de trenes pero en los cielos. Cada ciudad importante tiene estaciones de transbordadores hacia los puentes del Flax, una vez que llegas a los puentes debes presentar tu tarjeta ID (que la usas para casi todo), e indicar tu destino en el Globo. Luego dirigirte hacia la transferencia a tu destino. Las ciudades importantes (como la capital del Este) tienen su propia transferencia ya que muchas personas se dirigen allí a diario. Al ubicar tu abordaje debes ingresar a una cápsula gigantesca que se desplaza por los cielos a una velocidad increíble. En cada una de estas cápsulas caben alrededor de quinientas personas. Es un proceso bastante rápido y bullicioso, más que todo por los pasajeros. No es recomendable que los niños viajen solos, sin embargo, he visto a varios hacerlo con total tranquilidad. Ves personas de todo el mundo que se desplazan a trabajos presenciales o que van a citas al otro lado del Globo. Literalmente en 10 minutos puedes estar en cualquier lugar de este planeta.
La primera vez que estuve en el puente me sentí abrumado por la cantidad de gente que va por la derecha, por la izquierda, por debajo de ti en otros pisos y por encima. La cantidad de pantallas anunciando destinos, propaganda, publicidad. Miles de rostros apresurados que caminan hacia ti o se alejan. Recuerdo que sentí algo de miedo y tuve que alejarme de la multitud hacia un pequeño balcón, con vista a las nubes. Fue entonces cuando vi la luz del sol que se asomaba lentamente y rebotaba por encima de las nubes. Fue hermoso y tranquilizador. Respiré y casi de inmediato una mano me apretó suavemente el hombro. Volteé y era una dama de ojos verdes y cabellos dorados. Llevaba una camisa roja y falda tipo lápiz de color gris. Sonrió y dijo:
- ¿Estás bien Axel? -
Tenía una sonrisa preciosa. Labios rosados y pronunciados. Su rostro era bastante hermoso ha decir verdad. Quedé tan hipnotizado por su belleza que ni siquiera le pregunté como sabía mi nombre.
- Si, es sólo que no sé por dónde es mi transferencia. - dije, con algo de verguenza.
Rió dulcemente.
- Ven conmigo. Te acompañaré. Es necesario mantener la calma, debido a lo importante de tu cita de hoy. -
La miré extrañado, ¿cómo podía saber tanto sobre mí? Luego miré su cuello, llevaba un ID especial, color azul. Decía: “Jane Shell. Flax Services.”. Fue entonces cuando caí en cuenta. Era una asistente personal del puente.
Los asistentes personales son droides, por decirlo de alguna manera, que en su aspecto y comportamiento parecen bastante humanos. De hecho pueden comer, mantener conversaciones, incluso sudar. Están diseñados para cumplir tareas específicas en lugares específicos donde exista el trato con público. Principalmente son empleados en empresas de transporte o turismo, pero su potencial es increíble. Los asistentes virtuales, como Sato, y los asistentes personales, pueden compartir información de manera remota e inalámbrica, por lo que Sato debió “decirle” a Jane hacia dónde me dirijo y todo lo demás. Estos procedimientos de traspaso de información entre asistentes son realizados únicamente cuando el usuario principal da autorización. Me tranquilizó saber que mi mamá se tomó las molestias de dar los comandos necesarios para que mi primer viaje fuese seguro. Miré hacia adelante y dije:
- Gracias Jane, esta cantidad de gente me confunde -
- Siempre es así la primera vez. Es algo extraño que a tus 14 años nunca hayas estado en el Flax -
- Mi papá era fanático de los largos recorridos. Le gustaba ver los paisajes, conversar. Nunca fue fanático de viajar en Flax. - respondí, mientras caminaba a su lado.
- Debió ser alguien muy especial. Aquí está tu transferencia. Camina un poco y encontrarás el andén de las cápsulas hacia Ciudad del Cabo. - deslizó suavemente su mano por mi espalda. - Cuídate mucho. - Me dijo mientras se alejaba.
Recuerdo que la observé alejarse, un poco extrañado. Era bastante humana. Incluso sentí cierto amor maternal en ella y deseo de protegerme en aquél breve encuentro. De no haber tenido aquél ID azul, no habría notado que era una asistente personal. Una pregunta llegó a mi mente: “Sato, si tuviera forma física. ¿Podría reconocerlo?”
Alguien me tropezó.
- Muévete niño. La transferencia no es para detenerse. - dijo una voz masculina.
Ese día me dirigía a mi primera entrevista con un reclutador de Minds. Era un viaje intercontinental desde el noreste del pacífico, Seattle (donde vivo) hacia una ciudad en el extremo austral de África, yo tenía 14 años recién cumplidos.
Pero ahora ya habían pasado dos años. El proceso de captación me había vuelto más maduro y enfocado. Hoy no me dirigía al extremo austral de África sino al lejano oriente. Hoy no había necesitado que Jane me tranquilizara, ni que mi mamá diera algún comando. Hoy estaba preparado.
Nuevamente una voz femenina interrumpió mis pensamientos.
- Feliz día, pasajeros. Bienvenidos a Tokio, capital del Este. Gracias por viajar con Flax -
Se abrieron las puertas de la cápsula. Seguí a la multitud hacia los transbordadores y bajé a la superficie. Mi corazón latía tan fuerte que lo sentía en la garganta.
Al llegar a tierra escuché un silbido. Volteé y era una joven en un vehículo dorado. Me hizo señas para que me acercara. Dudoso, pero reconociendo su uniforme de Minds, me acerqué. Parecía molesta.