Pero ¿Por qué?
Una de las razones es porque el hecho en gran parte de los casos, frecuenta en el seno mismo de la familia o con alguien cercano por lo que a la hora de hablar se hace mucho más difícil de contar y de vivir. Otra de las razones es por el temor a que no les crean. Y si, no les creemos.
Ahora te estarás preguntando ¿Por qué no había de creerle?
No les creemos porque cuando una mujer relata lo que le paso, dice cosas que no nos llegamos a imaginar, cosas que no se esperan escuchar, que pueden tornarse un poco perturbadoras hasta lograr causar asombro. A diario solemos escuchar o leer historias como:
”Joven fue violada en las vías del tren a media noche cuando volvía a su casa. Un sujeto se acercó a ella de manera extraña seguido de esto el la asalto por detrás, la amordazo y amenazo con que no se moviera porque tenía un arma. La violo y huyo”
Inmediatamente recreamos la imagen en nuestra cabeza; el violador todo depravado, la mujer joven y bastante atractiva. La imagen se formula en cuestión de segundos es oscura y plana. Sin sonidos ni movimientos, es como si el escenario estuviera completamente solo.
Pero la verdad de todo esto es que cuando una mujer cuenta lo que le paso su historia no es de segundos. A continuación les contare un testimonio de una mujer con la que hable hace poco, a la que llamaremos María.
“Fui con mis amigas del trabajo al bar que siempre solíamos ir, la estábamos pasando muy bien a decir verdad, de repente llegaron unos chicos y se nos presentaron, los invitamos a que se sentaran en nuestra mesa para conversar y conocernos un poco más. Yo me fleche con un flaco guapísimo. Hablamos bastante. A eso de las 5 les dije a mis amigas para irnos pero ellas se querían quedar. El flaco me pregunto que donde vivía y que si no había problema él me podía llevar, yo acepte y nos fuimos. A medio camino el me coloco la mano en la pierna, diciéndome que yo le gustaba me sentí incomoda con ese acto, pero pensé que quizás estaba siendo un poco paranoica. Cuando tenía que cruzar siguió de largo yo un poco temerosa le dije “te pasaste” un sentimiento desagradable vino a mí."
"Paro el auto a mitad de autopista en ese momento tuve bastante miedo. Me dijo que me quedara quieta que él no iba a hacer nada sin mi consentimiento, que yo le gustaba. Yo tenía miedo de decirle algo porque no sabía cómo fuera a reaccionar y quizás se enojaría por un mal comentario mío. De repente se tiro encima de mí a besarme mi reacción fue ¡No!; no podía hacer ningún movimiento porque me tenía los brazos, cuando por fin me pude zafar trate de abrir la puerta pero estaba con seguro."
"Trate de calmarme y le dije que no era mi tipo, que si me gustaba pero no de esa manera. Trataba de calmarlo y de cierto modo lo halagaba. Cuando en un rápido movimiento me tapo la boca y con la otra se desabrocho el cinturón. En ese preciso instante pensé “Voy a morir” me sentí sola, amenazada, secuestrada. Le dije “acaba rápido y llévame a mi casa”.
¿Qué pensaban cuando estaban leyendo esta historia? Seguramente se preguntaron ¿Por qué no bajo el vidrio y grito? ¿Por qué no se bajó del auto cuando supo que la cosa no iba bien? ¿Por qué dejo que la llevara a la casa si no lo conocía bien?
Ahora, hay dos formas de reaccionar cuando estamos frente a noticias o situaciones como estas;
Van a aparecer muchas dudas e inquietudes, hasta sospechas y eso nos va a hacer sentir bastante mal, culpables. Para zafarnos de esto, le subimos volumen a las cosas que esperábamos escuchar cuando se trata de una “violación” o “amenaza”; el lugar aislado, las puertas trabadas, el raro comportamiento del tipo. Y bajamos el volumen a esas cosas que no se esperan escuchar o que no queremos escuchar; él también le gustaba a ella, el coqueteo en el bar o que la quería llevar a su casa. ¿Por qué hacemos esto? Para creer, para confiar que ella en realidad es la víctima y la imaginamos inermes, mudas y paralizadas, haciendo caso omiso a lo que le bajamos volumen.
En cambio (y más frecuente) podemos reaccionar subiéndole el volumen a las cosas que en realidad no queríamos escuchar; “Él también le gustaba a ella”, “El coqueteo en el bar” o “Que la quería llevar a su casa” “Que acabara rápido” y bajamos el volumen a las cosas que esperábamos escuchar; “El lugar aislado” o “Las puertas trabadas”. ¿Por qué hacemos esto? Porque es más fácil agarrarnos de las dudas.
De allí saldrán preguntas, como; ¿Quién la mando a quedarse tan tarde en el bar? ¿Te imaginas como andaría vestida? ¿Qué esperas? Juicios disfrazados de preguntas, juicios que concluyen en una sola cosa; ella se lo busco. “Ella no peleo para defenderse, eso quiere decir que ella quería. Si ella quería”. ¿Violación? ¿De qué me hablan?”
Fuente
María nunca hablo de esto con nadie, tanto así que me dijo que no sabía si en realidad lo que le había pasado era una violación. María igual que gran parte de nosotros creyó que una violación tenia gran parecido a un robo a mano armada, un acto violento que dura minutos y no a un coqueteo con un tipo que dura toda la noche y que termina en secuestro.
María sintió miedo, miedo de morir, miedo de ser torturada, tuvo que entregar su cuerpo, tuvo que “negociar” sexo por vida, pidiéndole que acabara rápido para que todo se terminara lo más pronto posible y con el menor costo. Ahí entendió que la violación era otra cosa.
María calló. No lo hablo con nadie. Pudo haber recurrido a su familia o amigos pero no lo hizo, por miedo. Por miedo a ser juzgada, por miedo a que no le creyeran, por miedo a generar dudas. Maria se mantuvo en silencio por que personalmente sabe que nadie de su alrededor, ni la policía o los magistrados estarían dispuestos a escuchar lo que María hizo en ese momento.
Ahora…
¿Seguiremos esperando que las violaciones sean lo que no imaginamos que sean?
Un depravado y no un empresario o universitario. Las víctimas; una mujer recatada, modista que se desmayan esperando que alguien venga a rescatarlas y no mujeres seguras de sí misma.
Sin duda alguna un interesante tema @laurelyleal, ya que no hay razón de peso para proceder y violar la integridad física de una persona, ya que es una acción aberrante que solo cometen las personas cobardes. 100% Apoyo.
Exactamente amigo.Muchas gracias! Saludos
Excelente calidad en el post! tienes mi apoyo!
Muchas gracias amigo!
Justamente vi un prograna respecto a esto hace poco. Sentí impotencia al leer el relato de Maria, espero que esté bien y personas que hacen lo que le hicieron sean juzgada en algún punto de su vida. He tenido amigas que han pasado por esto, siempre he creido que hablarlo y dar a conocer su situacion es lo primero que hay que hacer, pero lamentablemente pocas lo hacen por las mismas razones que acabas de contar.
Tal cual amigo, tenemos que actuar para que sus voces sean escuchadas
me parece un tema delicado, y a lo sumo interesante, debemos saber como superar estos terribles males de la sociedad
Tal cual amigo, quizás no podamos revertir el hecho, pero hacemos mucho escuchando
La cultura de la violación inicia con los prejuicios de género, el sexismo que objetiviza a la mujer y que considera que la infidelidad de la mujer es "peor" que la del hombre, por ejemplo, y que el aborto es una abominación pero la paternidad irresponsable no lo es tanto.
¿Intentas decir que las violaciones ocurren mas por infidelidades que por otra cosa?
No, las violaciones siempre obedecen a la cultura machista. Quiero decir que ya hay una cultura que justifica la violencia de género por el propio sexismo, lo que se refleja en las leyes y costumbres.
En eso no te equivocas, inclusive en muchas de las violaciones, gracias al machismo que aun se conserva culpan a la victima y no al violador con jucios como; Ella se lo busco, que es lo que doy a entender en el post. Inclusive dentro de una familia ocurren violaciones y bajo amenazas se ven en la necesidad de no hablar por proteger su vida. Muchos factores influyen en cuanto a violaciones se tratan, el punto es que, el que tiene el poder de escuchar no hace nada simplemente la cuestiona. Por lo que esta en nuestras manos que eso cambie.
Algo similar pasa con el aborto y la adopción... y poquísimo con la paternidad irresponsable.
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