Nació hace más de un siglo.
Nunca supo leer ni escribir, ¡pero cómo sacaba cuentas mentalmente!
Foto: Fuente
Perdió a su mamá cuando tan solo tenía doce años.
En su infancia pasó mucho trabajo, pues su familia era de escasos recursos.
No creció con rencores por no haber tenido una vida llena de lujos.
En el transcurrir de la vida, conoció a un buen hombre y juntos, procrearon ocho hijos. ¡Vaya número!
Ambos se esforzaron para sacar a sus muchachos adelante. Él trabajaba en un matadero y ella hacía comida para vender: arepas, dulces, siempre se distinguió por su buena sazón.
Tanto ella, él y sus ocho hijos vivieron en una humilde casita, literalmente como se conoce en Venezuela: un rancho. Con el pasar del tiempo, la embellecieron y fue la casa más grande y linda de la calle.
Nunca faltó un plato en la mesa de esa numerosa familia.
Con la llegada de los nietos, ella y él se desvivían. Ella era muy complaciente con todos; él tampoco se quedaba atrás, solo que le gustaba tener su casa llena de su gente.
Ella era tan alcahueta con los nietos, que varias veces sirvió de barrera para que algunos de los papás no regañara a algún hijo.
¿La comida y los nietos? Su mesa era como un restaurante: “Si a fulano no le gusta esto, se le prepara aquello”, así de simple.
Era muy querida en el barrio. Bueno, toda la familia en sí. Eran como una especia de referencia.
El año 1995 fue muy duro con ella: estuvo muy complicada con una fuerte infección que le dio, luego le salió un absceso bastante cruel y por último su corazón comenzaba a sentir cansancio.
En la mañana del 21 de diciembre de 1995 fue a su consulta con el médico cardiólogo, quien la encontró perfecta de salud y le dijo: “¡Vaya a hacer sus hallacas (plato tradicional en Venezuela cada mes de diciembre) y nos vemos en enero!”
Ella llegó a su casa, decidió acostarse unos minutos para descansar y reponerse para empezar a elaborar las hallacas. En ese lapso, Dios decidió llevársela consigo. Un infarto fulminante en su cama, puso fin a una vida llena de gozo, lágrimas de tristeza y felicidad.
Desde hace 22 años nos acompaña desde el cielo.
Foto personal
Sí, ella era mi abuela.
El título de este texto corresponde a un fragmento de una canción de Gualberto Ibarreto, cantautor venezolano.
Texto por: Lenys Carolina M.N. | @lenyscarolina
Muy bella manera de plasmar lo que fue su historia. Las fotografías nos ayudan a revivir aquellos recuerdos imborrables de nuestros seres más preciados. Saludos...
¡Gracias, @hegaby! Las abuelas son lo máximo.
Ay nena, recurdé a mi abuelita Ida en tus palabras. Se me apurruño el alma.
Las abuelas son esa base importante en la vida nena...
Es sorprendente como escribes, de verdad...
Me voy convirtiendo en fans de tus historias.
Jajaja naaaah tampoco así... epa tú escribes muy lindo eh.
A veces la musa hace de las suyas en mí 😂
!Qué buena historia! sentimiento puro. Las abuelas son lo máximo.
¡Gracias, @erikabriceno! Y me faltó comentar en el post que justo 10 años después nació mi ahijada Ambar: 21 de diciembre de 2005. ¡Cosas de la vida! Y sí, las abuelas son lo mejor del mundo.
Hermoso post remembrando a tu abuelita. En muchos pasajes parecía que describías a mi madre que partió hace dos años. Y esa canción es excelente... Bellas palabras salen de tus dedos para referirte a alguien que aprecias (tiempo presente) porque cuando se ama, se hace para siempre aunque la persona no esté.... Saludos.
¡Wooow, @karlosromero! Los seres queridos deberían ser inmortales, ¿verdad?
Totalmente de acuerdo contigo... un abrazo
Conmovedora publicación. Me gustó mucho. Saludos.
¡muchas gracias!
Las mujeres de antes, son como las de hoy, echadas pa' lante. Eso caracteriza a las féminas de la tierra del Alma Llanera.
Así mismito es Theo...
Que bonita historia Lenys, nuestra gente nos enseño el valor del esfuerzo.
Así mismito es Héctor...
Desde el cielo los abuelitos nos cuidan. Un abrazote
Así es bella...
Que increíble como suceden las cosas, cuando uno menos lo espera. Me gustó mucho tu publicación.
Impresionante, sabes. Lo que serían unos días de fiesta (porque una de mis primas cumplía 15 años el 25/12), Navidad y Fin de Año, pues se volvieron tristes con la ida de mi abuela.
Me encantó... los abuelos son lo máximo, lastima que a veces su fecha de viaje junto a Papá Dios se adelanta.
Eso es cierto, Luis. Considero que los seres queridos deberían ser inmortales.
Benditas abuelitas que consiente, cocinan y crearon el mundo en el que ahora paseamos y luchamos. Gualberto en Vladimir a la 1 improvisó con esa frase y fue una maravilla...
No hallaba un título para este post y pensé: bueno, pero mi abuela era como la canción de Gualberto. Ella nunca aprendió lo que era la geometría pero una arepa en sus manos redondita le salía. ¡Ese es!, dije.
jajaja como una vez escuché por ahí: las abuelas no están para criar sino para malcriar jajajajaja. Tampoco así, claro.
Hermoso relato. No puedo dejar de recordad a mi abuela paterna. Creo que las señoras de la época traían tatuado ese canon se protección y amor. Gracias porque estos relatos refrescan la memoria.
Que bonita la forma de presentárnosla y de recordarla, muchas gracias por compartir este post.
Hola @lenyscarolina!!
Muy bonita historia, se nota que recuerdas a tu abuela con cariño a pesar de tantos años de su ausencia. Tu narrativa me cautivo, la sentí ligera y fluida, como yo anduviera en un barco y la corriente me llevara a aguas más tranquilas. Supiste relajarme con tu historia.
Saludos!!