Conocí a un hombre que había resultado gravemente herido por arma de fuego. Era un sujeto violento, y ya había estado otras veces en trances similares. Pero esta vez era diferente; todos esperábamos el desenlace fatal. Sin embargo, no ocurrió.
En el quirófano apenas pudieron reconstruir sus órganos dañados. Su aspecto era perverso. Su cuerpo, tatuado con imágenes diabólicas, nos causaba temor. Cuando despertaba, tenía una conducta impropia que atemorizaba. Debíamos mantenerlo inmovilizado y bien sujeto a la cama. Nos costaba entender de dónde sacaba tanta fuerza, dado lo delicado de su situación. A las dos semanas de su llegada a la unidad de cuidados intensivos, el personal ya estaba cansado de él. Nadie quería tenerlo de paciente, y no recibía los medicamentos indicados, pues no tenía a nadie que se los proveyera. Todos se preguntaban por qué no se moría. Yo sabía la respuesta. Aquella tarde sentí vergüenza por mi desprecio hacia aquel ser humano que luchaba por su vida. Me arrepentí y le pedí perdón al Señor. Lo "necio" del mundo, había empezado a hacer su obra. Ese día le hablé, con todo el amor que Dios puso en mi corazón, pero, no me creyó. No podía creer que Dios lo amara, pues nadie lo había hecho. Sentí por primera vez compasión por él, y creo que empezaba a amarlo.
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La siguiente vez que pude hablarle, volví con la misma historia de amor. A veces pensamos que nadie le interesa escucharnos, nos cohibimos, nos paralizamos. Acercándome a sus ojos, le dije que Dios lo amaba infinitamente, que jamás lo había dejado ni lo dejaría, y que lo perdonaría si se lo pedía. Oré con él, y ambos le pedimos perdón al Señor. Cuando abrí los ojos, el estaba mirandome con los suyos llenos de lágrimas; las sequé, y también las mías.
Ese día comenzó la transformación de Tadeo, el primero feliz de su vida. Alguien lo amaba y quería celebrarlo. Dios le dio unos días más de vida. Tadeo descansó en la paz y el perdón del Señor Jesús. Sé que lo veré en el cielo.
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Cuántas veces hemos experimentado estas situaciones día a día, suplicando por algún miembro de nuestra familia, algún vecino, o un buen amigo y hasta por nuestra pareja, sigamos orando y con nuestro ejemplo demos un poco más a esos seres que se encuentran distantes, y les cuesta creer que Dios nos puede ayudar a sanar y vencer dificultades.
Feliz comienzo de semana.
Hasta la próxima,
@lisfabian.
Me ha gustado mucho tu artículo, curiosamente hemos publicado un artículo casi al mismo momento y los dos tratan de lo mismo. Pero explicado de formas diferentes.
Hola @ejercitodelaluz, no puedo ni responder pero eso de ser amable para responder, es de valientes, no se que pasa con la plataforma ojalá alguien se tome el tiempo para explicarlo en español. Bajan los créditos muy rápido, mi poder de voto inestable, en fin me alegro mucho la sintonía ya paso a leerte.Dios te bendiga.