En el reino animal hay algunas especies que nos sorprenden con su extraña forma de vivir, generalmente las madres crían solas a sus hijos, aunque en algunos casos la tarea es de los dos, y en muy pocos casos como el de los pingüinos son los padres los encargados de los huevos. Sabemos que las aves hacen sus nidos en los árboles y techos de las edificaciones y siempre los había visto en lugares que se veían un poco seguros, hasta que me encontré con esta madre extrema.
En una de las hojas de esta palmera, una paloma, así las llamamos por aquí, me encontré con la sorpresa de que había un nido con dos pichones, sorprendido del lugar donde habían hecho en nido espere a ver quién se aparecía, la poco rato llegó la madre, al asentarse en el nido la hoja se estremeció un poco, lo cual me indico que en una tarde de lluvia y vientos se movería mucho.
Las fotos tienen baja calidad gracias a mi celular gama baja, pero se alcanza a ver lo que les quiero mostrar.
Esa misma semana calló una lluvia bastante fuerte, aunque no estaba en la casa me acordé de los pichones y cuando llegué lo primero que hice fue ir a mirarlos y allí estaban, fue un alivio. Al poco rato la lluvia continuó con vientos un poco fuertes y fui a vigilar a los pequeños, y como me lo imaginé, la hoja donde estaba el nido se estremecía demasiado, parecía que la madre se fuera a caer y con ella los polluelos, alumbré un poco y la paloma estaba muy concentrada cubriendo sus pequeños, cuando el viento cesaba ella se movía y se acomodaba otra vez. La verdad quedé sorprendido, des afortunadamente las fotos que tomé no se veían nada, así que esa escena de lucha contra la naturaleza para proteger a los pichones, se las quedé debiendo.
Toda la semana, en la mañana y en la noche, me asomaba a verlos crecer, y sí que lo hacen rápido. Al pasar un poco más de una semana ya se notaban las plumas, y en una ocasión, vi el momento del desayuno, en ese caso hice mucho por una foto para no interrumpir la escena.
Esta fue la última vez que vi a la familia, ya estaban emplumados y en ocasiones se veían extendiendo las alas, así que dedo supones que iniciaron su vuelo, y solo quedaron las pocas fotos que alcancé a tomar.
Espero que se hayan entretenido un poco, con esta pequeña historia de una madre extrema.
Feliz día para todos.