No hay nada más apasionante que la Costa de Venezuela, una mezcla de colores, aromas y tradiciones que te mantiene cautivo a pesar de lo dificultoso que suele ser el viaje por lo deteriorada que se encuentra la carretera.
Durante una actividad de reflexión y formación, me tocó visitar por primera vez Cuyagua, una de las famosas playas de la Costa del estado Aragua (ubicado en el centro de Venezuela), su fuerte oleaje hace que sea amada por los surfistas y respetada por los bañistas.
Cuyagua es sinónimo de juventud y diversión durante los fines de semana y las temporadas vacacionales en Venezuela, una amplia bahía que permite a sus visitantes caminar por la orilla del mar y al caer la noche, armar las carpas bajo las palmeras.
El helado y cristalino río Cuyagua, te acompaña y guía desde el pueblo hasta su desembocadura en el Caribe, una combinación perfecta de agua dulce y tranquila, con la salada e inquieta agua del mar.
Todos estos escenarios te permiten despejar un poco de la cotidianidad, sin embargo, en Venezuela cada rincón y situación tiene una pizca de la reinante crisis que atraviesa el país.
La visita fue durante temporada baja, en plena semana laboral, estaba vacía, las olas reventaban en la orilla sin molestar a nadie, parecía que se hubieran olvidado que está hermosa playa existe.
Para poder llegar a Cuyagua debes llegar primero a Maracay (ciudad capital del estado Aragua) y ahí agarrar la vía hacia Ocumare de La Costa, una carretera que bordea todo el Parque Nacional Henri Pittier.
Las curvas, angostas vías, pavimento irregular, precipicios y fallas de borde, te invitan a permanecer atento y en alerta durante el viaje, pareciera que no importara que las playas de Venezuela son uno de sus mejores atractivos y que para explotar de mejor manera el turismo debe existir una buena vialidad.
Luego de llegar a Ocumare de La Costa, la travesía continúa pasando por la Bahía de Cata para luego seguir recorriendo curvas que suben y bajan por toda la cordillera costera del estado Aragua, hasta llegar al pintoresco pueblo de Cuyagua y encontrarse con el río que te guiará hasta la playa.
Al ver hermosos escenarios combinados con molestos reflejos de la problemática que vive Venezuela, uno queda en el limbo y se pregunta: ¿Porqué permitimos esto?.
El turismo venezolano tiene una gran potencialidad, sobre todo por sus múltiples espacios de disfrute y esparcimiento, acompañados por la hospitalidad y el servicio.
En Venezuela tenemos con qué impulsar y mantener el turismo, solo nos falta creer y ponerle cariño.