Es muy difícil la vida de las personas que sufren y padecen este tipo de situaciones (hablo por experiencia propia) años de calvario emocional acompañaron mi adolescencia.
Miedos e incertidumbres, sufría de pánico al pensar perderlo, soporte insultos, golpes, malos tratos y muchas humillaciones.
No fue fácil dejar esa relación toxico-dependiente, pero después de un análisis exhaustivo y circunstancias en la vida, seguí adelante, tome a mi hija en brazos, me aferre a ella y seguí de la mano de Dios.
Fortaleza a tod@s...