Seguro que alguna vez has ido andando por la calle de la mano de tu pareja y te has fijado en otra/o. Y por supuesto que eso no ha sentado nada bien y te ha costado una regañina o mala mirada. "Celos, son puñales que se clavan, en el fondo de mi alma y me van a destrozar', cantaba Tamara. Si tu pareja se quede mirando fijamente a otra o diga ' que guapa/o' a otro, no sienta nada bien. Eso es así.
Para unos es un motivo de tensión y una falta de respeto y para otros algo inofensivo y completamente normal. Que hayas cenado no significa que no puedas echar un vistazo al menú, ¿no? Jeremiah Gibson, terapeuta matrimonial y familiar, comenta que es una licencia que debemos tener al estar en una relación monógama a largo plazo, ya que esto no impide sentirse atraídos por otros, puntualizando que solo es una causa de preocupación si "habéis establecido una regla que diga 'no hay que mirar a otras personas' o tu pareja está describiendo algo acerca de vuestras experiencias o tus vulnerabilidades".
¿Qué hacemos?
El ser humano no deja de ser un animal, y en lo que a relaciones heterosexuales se refiere, el cuerpo busca la prioridad de procrear, porque la evolución ha hecho que hombres y mujeres busquen parejas que maximicen las posibilidades de supervivencia como raza.
Un estudio publicado en 'Sage Journals' descubrió que las mujeres se fijan en la parte superior del cuerpo de los hombres mientras que ellos miran los pechos, la cintura y las caderas. Este estudio y otro realizado en 2013 utilizaron programas de seguimiento ocular para mapear la actividad visual de hombres y mujeres con diferentes tipos de cuerpo. Ambos tenían respuestas positivas a las mujeres con curvas, según la investigación porque los hombres han sido programados para fijarse en esta parte, símbolo de fertilidad.
Los investigadores creen que los hombres van a continuar con esta tendencia sobre el apareamiento y sus miradas seguirán yendo hacia otras por este motivo, por reproducirse con el mayor número posible de parejas, según explica la doctora Nancy Irwin, terapeuta en Los Ángeles.
Celos
En 2007, los psicólogos Robert Bringle y Robert Rydell, establecieron dos categorías de celos que, según explicaron en un estudio publicado en la revista 'Social Behavior and Personality', deben estudiarse por separado. Por un lado están los celos reactivos (reactive jelousy) que parten de componentes emocionales, y por otro los celos de sospecha (suspicious jelousy), que parten de componentes cognitivos y conductuales.
Distinguir entre uno y otro tipo de celos es vital, en la medida en que los celos reactivos están justificados, y los de sospecha no. Los primeros aparecen como reacción a un comportamiento de nuestra pareja que nos parece reprobable y por el contrario los siguientes, aparecen sin la necesidad de que haya una indicación real de traición o infidelidad.
Pasa algo malo?
En general, no es un motivo de preocupación. Si una persona que es guapa o atractiva llama la atención de tu pareja, qué más da fantasear un poco con ella si al final con quien está es contigo, si al final con quien va a pasar su tiempo es con la persona que realmente quiere, osea, tú.
Un estudio publicado en 2009 en 'Jornal os Experimental Psychology' mostró que cuando se presentan fotografías con personas atractivas, los que tenían relaciones, pasaban menos tiempo mirando las fotos que las personas solteras. Otra investigación realizada en 2016 titulada ' The Personallity and Social Psychology Bullentinshowed' descubrió que los que no se dan cuenta y no se fijan en el atractivo de extraños tienden a ser más felices y satisfechos en sus relaciones.
Sentirse atraídos por otros es muy normal. Michel Barton, psicólogo clínico de salud explicó a 'Medical Daily' que "no hay nada de malo en reconocer la belleza, pero sí en no tener en cuenta la compañía que disponemos en ese momento".