Anoche mismo, hablando con un familiar, tuve uno de esos destellos fugaces y me entró la melancolía.
-¿Recuerdas Molino Bajo? Me preguntaron.
-Recuerdo hasta cómo olía -sonreí-.
(Molino Bajo era un cortijo que cuidaban mis tíos y donde pasé muchas tardes de mi infancia desdentada).
Habría que hablar también de destellos de olores. Pocas cosas tan evocadoras como determinados olores.