Una joven corría en el parque en una calurosa tarde. Los rayos del sol naranja se reflejaban en su cabello cobrizo y ella lo disfrutaba. Le gustaba sentir las gotas de sudor corriendo por su cuerpo mientras se esforzaba al máximo por recorrer unos kilómetros más.
Sus zapatos deportivos golpeaban el pavimento en cada paso produciendo un constante sonido que resonaba por todo el lugar.
El lugar estaba desolado, y es que las personas en la ciudad temían estar tan tarde en aquel parque, todo gracias a las noticias que destacaban en la prensa local desde hacia unos tres meses, cuando se inicio una ola de homicidios en los senderos que ahora la chica corría fervientemente.
No había nada característico en las víctimas, no había nada que las conectara, ni la edad, el sexo o la raza. Para la policía, quien asesinaba a los ciudadanos lo hacía al azar.
Y mientras en la mañana descubrían los cuerpos desmembrados a la orilla de aquellos caminos, las personas se fueron alejando y evitaron acudir a aquella horrible escena del crimen.
Los grupos policiales recorrían toda la noche el lugar, con la esperanza de encontrar a aquel criminal o algo que lo delatara, pero siempre había sido en vano. Incluso en el departamento de policía, empezaron a considerar que se trataba de un ser invisible, y por eso no encontraban nada de él ni en las cámaras digitales.
Los vídeos parecían sacados en una película de terror, cuando el cuerpo solo caía de la nada en los distintos lugares.
Pero por lo visto esa chica que corría con gran entusiasmo no se había enterado de nada, o eso pensó la policía que estaba con su uniforme recostada contra el tronco de un árbol, al ver pasar a aquella desconocida una vez más por delante de ella.
Así que haciendo señas a aquella muchacha, la detuvo y le explicó la situación. La chica, sin inmutarse simplemente pidió terminar su última vuelta y luego se retiraría a su casa. La oficial se ofreció a acompañarla en su bicicleta y así recorrería el perímetro ya que el sol se ocultaba detrás de los edificios de la ciudad.
Entusiasmada, la chica corrió al lado de la oficial que atenta vigilaba cada rincón. Las luces empezaron a encenderse en todas las farolas y el cielo su sumergió en una inmensa oscuridad, mientras las mujeres recorrían los caminos del desierto parque.
Cuando en uno de los cruces al lado del lago, un extraño bulto estaba a mitad de uno de los caminos de cemento. La oficial le hace una seña a la chica para que se detenga y se baja de su bicicleta, desenfunda su arma y una linterna y sigilosamente se acerca a aquel objeto. Con el corazón latiendo desesperadamente y dando pequeños pasos, llegó al lado de aquel bulto, para descubrir que solo era una bolsa de basura rota, quizás por algún perro hambriento.
Se giró sonriendo, para informar a la chica que todo estaba bien, pero al volver descubrió que quien la observaba tenía los ojos completamente rojos. La piel de aquella chica cambió y se transformó de un color gris mientras de su vientre salían dos grandes garras que utilizó rápidamente sobre el cuerpo de la otra mujer, que solo pudo observar aquella metamorfosis.
Su compañero encontró los restos a mitad de la noche, todos corrieron a revisar las cámaras de seguridad, pero solo se veía como la policía se subía a su bicicleta y la corría por todo aquel parque, hasta que su cuerpo de la nada se desmembró al revisar aquella bolsa de basura.
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interesante, mosca con esto " no habían "
un grato leerte, sigue asi
seria interesante leer algo tuyo en primera persona.
te iría muy bien, piénsalo.
te invito a leer un cuento corto:
https://hive.blog/hive-133872/@sevalo13/buscando-a-beto-relato-corto
Hola, muchas gracias por tu apoyo.
Ya corregido, muchas gracias.
♥