A lo largo y ancho del mundo entero, existen objetos curiosos, e incluso algunos que son considerados como verdaderos objetos malditos. Tras meditarlo mucho, he decidido (siempre y cuando guste esta sección) iniciar una serie de posts dedicados a juguetes y objetos envueltos por alguna oscura y misteriosa maldición. Dicho esto, os invito amigos míos ha navegar por un mundo extraño, curioso e insólito donde lo que imposible, se hace posible y lo irreal, en real.
LA ATERRADORA HISTORIA DE ROBERT, EL MUÑECO DIABÓLICO
La historia de Robert es una historia triste a la par que aterradora. Una leyenda que cuenta como un inofensivo muñeco de trapo, puede llegar a convertirse en algo capaz de infundir terror a aquel que ose acercarse a el. Las apariencias engañan, y pese al aspecto adorable del muñeco, la realidad es otra muy distinta.
Para conocer esta leyenda, hemos de viajar al año 1896, donde un niño llamado Robert Eugene Otto vivía junto a sus padres en una casa de Key West, en Florida. Una de las criadas de la casa que mostraba un especial afecto hacia el niño, le regaló un muñeco que vestía un traje de marinero, envuelto en una caja de gran tamaño y sujeto con alambres. Robert Eugene Otto no tardó ni cinco minutos en enamorarse de ese adorable muñeco, al cual, bautizó con su mismo nombre, es decir, Robert.
Los padres del niño, pese a estar agradecidos por el regalo, se mostraban preocupados con la actitud que el niño tenía con el muñeco. El muchacho se pasaba largas horas hablando con el muñeco, jugando con el y tratándolo como si fuera un amigo de carne y hueso. Después de un tiempo investigando, los padres se dieron cuenta de que la mujer que le regaló el muñeco era de raza negra, y entre ellos, era habitual la práctica del vudú, por lo que no les hizo demasiada gracia tener un juguete que podría estar embrujado con ese tipo de magia. A pesar de ello, el muñeco siguió en la casa.
La preocupación fue acrecentándose, ya que en ocasiones escuchaban a Robert (niño) hablando con alguien que le contestaba. Los vecinos, aseguraban que cuando la familia salía del hogar, el muñeco miraba por la ventana y parecía incluso sonreír. Tras estas declaraciones, la familia decidió finalmente deshacerse del muñeco y dejarlo abandonado el el ático de la casa, haciendo caso omiso a las suplicas de su hijo.
Años más tarde, cuando los padres de Robert Eugene habían fallecido, y el niño se había convertido ya en un adulto y celebre pintor, recibió como herencia la casa familiar donde había pasado su infancia junto al muñeco.
No pasó mucho tiempo hasta que Eugene descubrió en el ático a Robert, su olvidado compañero de juegos. Rapidamente lo rescató y lo instaló en el mirador. A partir de ese momento, el vínculo que había entre el antiguo niño y su muñeco volvió a crearse, lo que provocó un clima extraño y angustioso en la casa.
A partir de ese momento volvieron a aparecer los testigos de sucesos sobrenaturales donde el muñeco era el protagonista. La esposa de Eugene aseguraba, asustada, que el muñeco cambiaba habitualmente las expresiones de su cara, como si de repente hubiera comenzado a experimentar emociones. Algunos vecinos, aseguraban que habían visto a Robert correr por la casa y los niños de las escuelas cercanas no querían pasar cerca de la casa, pues afirmaban que Robert se escondía para espiarlos. Eugene y su esposa no tenian amigos, pues todos temían al muñeco.
Cansado de esta situación, Eugene decidió devolver al ático al muñeco, desde donde según cuentan, el muñeco soltaba aterradoras risas en mitad de la noche.
Eugene murió en 1972 y su esposa vendió la casa. Robert siguió olvidado en el ático, hasta que una nueva familia con una niña pequeña compró la casa, fue esa niña, la que nuevamente rescató al muñeco de su estancia. Al parecer, la niña no era del agrado de Robert, el cual, parecia echar de menos a su antiguo dueño. La niña comenzó a gritar de terror por las noches, diciéndole a sus padres que el muñeco, la había intentado asesinar.
Tras estas declaraciones de la niña, el muñeco fue entregado al museo de la ciudad, donde permanece a día de hoy. Lo curioso del caso, es que cuando el visitante intenta fotografiar al muñeco, todas las fotos salen borrosas, e incluso las cámaras dejan de funcionar en presencia del "adorable" muñeco.
¿Te atreverías a pasar una noche entera con Robert? Esta ha sido la historia de este muñeco maldito. Muchas gracias y hasta otra steemians.
Excelente hermano, sigue así, upvote.
Gracias amigo
Buena historia. Saludos @marcriera
Gracias @macondo
muy buena historia sobre Robert, saludos desde Venezuela
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enhorabuena buen aporte man