El superior debe compadecerse y disimular buenamente las fallas que hasta en asuntos de la mayor consideración cometen los súbditos, o por olvido o por imbecilidad humana; teniendo presente que Dios permite semejantes defectos para humillar a unos, y dar a otros ocasión de merecer, o por algún otro cualquier respeto de mayor importancia, que aquella obra que debieran haber practicado.
Tomado del Diario de Máximas, sentencias y dichos memorables de S. Vicente de Paul, Fundador de la congregación de la Misión, y de las hijas de la Caridad. Sacado de su vida escrita por Monseñor Ludovico Abelli, obispo de Rodez. Barcelona. 1834.