Esta historia comienza la tarde de un 17 de junio del año 2012. Como era costumbre llegué a las instalaciones del hospital una hora antes de mi hora de entrada, para comenzar mi jornada laboral e intercambiar un par de conversaciones con mis compañeros y compañeras de trabajo. Recibo novedades del servicio, me entregan algunos casos que visitar en hospitalización, todo rutinario. Me dispongo a comenzar mi consulta, ingreso en el sistema, coloco mi usuario y contraseña, le doy al botón que dice cargar pacientes y zas! Una larga lista de personas esperaban por mi atención. Decidí esa tarde darme prisa para comenzar la consulta.
Para mi sorpresa ella se encontraba sentada en la sala de espera, era la primera de la lista, pronuncio su nombre “la Sra Lee por favor”, ella responde “soy yo”, se levanta y prosigue. Comenzamos, como es costumbre en psicología a establecer el rapport, técnica psicológica que se utiliza para romper el hielo y establecer la confianza suficiente como para que una persona, que no te conoce, comience a narrar toda su historia de vida. El rapport inició desde que hice el llamado en la puerta. En este sentido prosigo expresando un ¡Hola! Mi nombre es María Natalia, un gusto conocerte, toma asiento… ¿había mucho tránsito? ¿Últimamente si está haciendo calor? (un asunto normal en Venezuela) y así prosiguieron algunas otras preguntas banales para finalmente llegar a la incómoda pregunta, y sé que es incomoda porque llevo años siendo paciente y esa sensación de incomodidad que siento al llegar al consultorio de mi terapeuta sigue apareciendo. A ver, cuéntame ¿qué te trae por aquí?
Ella me miró fijamente, cosa que no había ocurrido hasta ese momento, tomó un suspiro, tragó fuerte e hizo un ruido con su garganta, una voz muy suave casi inaudible salió de sus labios “esto no es fácil para mí”, le respondí “sé que no es fácil para ti, y por algo tomaste la decisión de venir hablar con alguien sobre eso que no es fácil para ti, yo estoy aquí para escucharte” (intentando utilizar otra herramienta en psicología llamada empatía). Ella bajó la mirada y cruzó sus brazos (desde este lado del espejo podía observar como su resistencia se iba pareciendo a la mía, para lo cual decidí soltar mis brazos, recostarme del espaldar de la silla y ponerme cómoda, algo me decía que la historia iba para largo).
"Fueron muchos años”… expresa ella, “ya he perdido la noción del tiempo, he perdido tantas cosas y ahora estoy perdiendo mi sueño, le entregué todo a él, a ese miserable que no se merece ni siquiera que yo este sentada aquí hablando de él, pero yo sigo ahí ¿sabe? y todos los días me pregunto ¿qué hago durmiendo todavía con ese ser tan despreciable?” hizo una pausa… tomó aire, volvió a suspirar y me miró con ira en sus ojos y me dijo “y yo sigo ahí, aguantando, llevando vainas de él, le tuve una hija y creo yo que es por ella por quien he aguantado todos estos años, al final estoy muy confundida y no sé ni siquiera porque estoy viva, me gustaría dormir y no despertar o que en una golpiza me deje inconsciente y no despertar nunca, ¡nunca más!”.
Yo sentí su dolor, estaba rota por dentro, esta es la parte en psicología donde no te dicen que hacer con eso que se va moviendo dentro de ti, tienes una gran cantidad de herramientas técnicas, teorías, y ¿lo que vas sintiendo? cada palabra, cada gesto, cada mirada, cada suspiro… en ese momento me movió el piso, la veo rota ¿Qué hago? Me provocaba levantarme, pasar el escritorio y abrazarla en sororidad (término feminista, utilizado para definir la hermandad y solidaridad entre mujeres), decirle ¡tranquila no estás sola! pasar los límites de la empatía y salir corriendo con mi mejor ambulancia (término utilizado en terapia gestalt para definir esas ganas que nacen desde lo más profundo de tu ser y querer resolverle la vida a las demás personas y muchas veces esas personas no te necesitan, es decir, en palabras venezolanas “meter la cuchara donde no te han invitado a comer” o “echarse el muerto encima”) se prendió mi coctelera, tome aire, suspire, acomode mi silla e intenté desenredar ese discurso cargado de dolor.
Le dije “muy bien, cuéntame ¿desde cuándo estas con él?” Me miró y respondió con un ja! Y me dijo “me da hasta pena decirle, creo que la pena es conmigo misma por ser tan estúpida” (primer darse cuenta) yo le respondí “a ver, yo no estoy aquí para juzgarte, si solo quieres hablar yo te escucharé”. Colocó su mirada al suelo, y me respondió “desde hace 20 años licenciada, ¡sí! 20 años, llevando coñazos de ese desgraciado”. En ese momento comprendí todo lo que la teoría de género explica sobre el ciclo de la violencia, se describe como esa repetición de situaciones de las cuales se hace complicado salir, tiene tres fases: la fase de acumulo de tensión, la fase del estallido violento, la fase de “luna de miel” o arrepentimiento, y así se vuelve a repetir el ciclo.
Dentro de mí recreé esta gráfica, y comencé a explicársela, ella atenta me miró y me dijo sorprendida “¿entonces no estoy loca? ¿No soy una masoquista por tener 20 años ahí en ese círculo?”. Justo en ese momento comprendí otra cosa, la sociedad nos juzga tanto que a diario nos venden estas etiquetas, lo que nosotras no sabemos es el precio que debemos pagar por ellas, muchas veces hasta con nuestra propia vida. En ese momento procedí y le dije “no estás loca, tampoco eres masoquista, el problema de la violencia es que tanto el violentador como la víctima necesitan ayuda para salir de esta situación, lamentablemente muchas no tienen ni siquiera la oportunidad de contarlo y se lo guardan para ellas porque piensan que la gente la criticará por ser masoquista o estar locas.
Este es un problema social, donde todos y todas somos responsables por mantener la cultura de la violencia, en éste caso la víctima eres tú y vamos a aprovechar este espacio para brindarte la mayor cantidad de herramientas posibles, primero para que comiences a recuperar tu sueño y así poco a poco vamos a ir trabajando juntas en recuperar tus planes, proyectos, y las ganas de vivir nuevamente. Acto seguido me miró, soltó algunas lágrimas y me dijo “y pensar que llevo 20 años callándome esto, por miedo a que me juzguen”.
En el punto anterior quiero hacer una pausa a la historia, y reflexionar con lupa de género en mano, sobre el problema social de la cultura de la violencia y cuando digo género no me estoy refiriendo a un tema exclusivo de las mujeres, cuando digo género hablo de todas las personas que ocupamos un lugar en el mundo y tenemos responsabilidad por hacer de éste un mundo mejor. La cultura de la violencia, desde mi reflexión particular, es aquella donde la violencia se naturaliza, desde que somos niños y niñas estamos sometidos al bombardeo mediático de la violencia. Todas las personas somos víctimas de este sistema de culturización, así como se lo dije la paciente “tanto el violentador como la persona violentada son víctimas y ambos necesitan ayuda” ¿ayuda en qué sentido? Desde este lado del espejo que me mira, les puedo decir que entender esta problemática me costó vivirlo en carne propia, todos los días soy víctima de violencia, desde el tipo que me sisea en la calle, hasta de la publicidad que me bombardea, desde el momento que mi esposo me pregunta por la ropa sucia y yo le respondo si él lavó, lamentablemente este es un problema que nos debe ocupar a cada uno de nosotrxs como seres que habitamos este planeta y que luchamos por un mundo más empático y comprensivo.
Desde esta cara del espejo les digo que soy humana, y que en muchas historias de violencia que he escuchado, me provoca salir y darle una golpiza a los violentadores. Como dice nuestra querida Malala en ese caso; ¿cuál sería la diferencia entre él y yo si ambos estamos cometiendo un acto violento? Solo esta visión de “víctima social” me ha abierto la posibilidad de escuchar sus puntos de vista y poder reflexionar, aunque sea en algunas oportunidades, sobre sus maneras de actuar. En mi tiempo como terapeuta, no he logrado ver el cambio de un violentador y si he visto con mucha preocupación pasar de víctima a victimari@ alimentando mucho más el monstruo de la violencia.
Seguiré trabajando en buscar puntos de interés para esta comunidad. Puntos que más allá de causar polémica, nos regalen un espacio donde podamos reflexionar y entender como funcionamos los seres humanos y, en este sentido fortalecer nuestra consciencia y expandir la visión que tenemos del mundo.
Esto no es más que un hasta luego, y la historia de la Sra. Lee continuará en futuros post. Me encantaría leer sus comentarios al respecto y debatir puntos de vista, como les dije este tema tiene mucha tela que cortar.
Gracias por leerme, en gratitud eterna por esta oportunidad
Abrazos plenos
Att
MN
Hello mi querida licenciada!!
Como sabes, desde hace un tiempo me gustan los temas que se tratan con la perspectiva de género. Una de las cosas que podemos hacer para atraer seguidores es revisar los post de las demás personas y dejarle un buen comentario, eso me ha servido mucho a mí. Voy a compartir tu post para que mis seguidores te vean.
Nos estamos leyendo. Saludos!!
Me encanta hables de un tema tan profundo sin tabú, lamentablemente vivimos en una sociedad donde hablar de eso es pecado,rompamos las barreras y hablemos de eso en steemit.
Estoy de acuerdo contigo, la idea es pronunciar palabras sin miedo a que nos critiquen. Este es un tema digno de debatir sobretodo en esta comunidad de intelectuales que busca darnos distintas caras de ver el mundo. Gracias por comentar!!
Muy buen post, leí todo e incluso seguí la recomendación de leer el primer post, y me ha servido mucho para tener una idea de como hacer un primer post, no lo he hecho todavía pero ando documentándome para hacerlo. Este es un buen artículo para crear conciencia, y luchar contra este grave flagelo como la violencia.
Gracias juan, vamos animo a escribir ese primer post que si se puede 👏👏👏👏 te recomiendo seas lo mas autentico posible, es decir hables desde tu experiencia en la vida estoy segura que tienes una linda historia que contar. Luego me la compartes para acompañarte en el proceso y apoyarte. El tema de la violencia nos involucra a todas las personas, lamentablemente es un tema poco debatido hablamos mas de guerra y de odio que de paz. Y como la paz empieza por el si mismo, hagamos la paz. Saludos
Muchas gracias por tus palabras de apoyo, terminaré de trabajar en eso esta semana, para ver que tal resulta. Muchas gracias.