En su muerte, al expirar en la cruz y dejar su cuerpo humano, Jesús descendió en espíritu a los infiernos, al mismo cuartel general de Satanás, a las partes más bajas de la tierra, al Hades, al Seol, “el lugar de los muertos”, donde iban los espíritus de las personas al morir. Jesús fue a enfrentar personalmente a Satanás, quitarle las llaves del infierno y soltar a los cautivos llevándolos a la gloria.
Efesios 4:8-9: “Por tanto, dice: Cuando ascendió a lo alto, llevó cautiva una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres. Esta expresión: Ascendió, ¿qué significa?, sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra”
Cuando los creyentes ahora morimos físicamente o nos vamos del cuerpo, no vamos al Hades sino directamente a estar con el Señor.
Esos tres días, entre su muerte en la cruz y su resurrección, Jesús ejecutó lo que Dios dijo a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Jesús se separó de su cuerpo, pero él, su Espíritu, estuvo haciendo lo que vino para hacer, herir a la serpiente en la cabeza.
En el Antiguo Testamento, la salvación no estaba definida tan claramente como en el Nuevo Testamento. Nosotros sabemos que los salvos vamos al cielo y los no salvos al infierno. Para ellos el Hades (griego) o Seol (hebreo), era para todos. Los espíritus de todos los muertos estaban en el mismo lugar, en el centro de la tierra, porque para ellos morir era descender al Seol, Génesis 44:29.
Parecería que en el Hades, o Seol, los espíritus de los muertos estaban separados en dos grupos, uno frente al otro. Donde estaban los malos se le llamaba infierno, donde estaban los buenos se le llamaba “el Seno de Abraham” o paraíso.
La historia del rico y Lázaro sucede en el Hades (Lucas 16:20-25). Los malos veían a los buenos y hasta se hablaban. Ese era el “lugar de los muertos” y Satanás tenía las llaves de este lugar.
Allí es donde el espíritu de Jesús fue al separarse de su cuerpo físico, al mundo de los espíritus de los muertos que era parte de las “oficinas centrales” del Reino de Tinieblas, con una temperatura bastante elevada en el centro de la tierra. Allí estaban todos los espíritus de los muertos desde Adán hasta ese día. Allí estaban tanto los piadosos Abraham, Isaac, Jacob, etc. como los desobedientes del Antiguo Testamento.
Jesús predicó el Evangelio a los muertos. ¿Qué más hizo Jesús cuando descendió al Hades? Jesús descendió a las regiones de oscuridad para despojar a Satanás de su poder absoluto, desarmarlo, quitarles las llaves de la muerte y también predicar el evangelio, las buenas noticias todos los muertos desde Adán. A los que lo aceptaron, los libertó, los resucitó con él y los llevó a los cielos, de allí en adelante, los que morimos en el Señor, no vamos al Hades, sino directamente a estar con el Señor. No descendemos sino que ascendemos.
La gran pelea para despojar a Satanás de las llaves del infierno y de la muerte, tuvo que venir a su planeta e ir a enfrentarlo personalmente a su misma guarida. Jesús descendió a los infiernos. (Credo Apostólico)
Hebreos 2:14-15: “Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el Diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida”.
Lo que hace estar a la humanidad en temor constante a la muerte durante toda la vida es no tener seguridad de salvación. Los que ya hemos hecho la paz con Dios gracias a Jesús, no tememos la muerte. Ahora los que morimos, no tenemos ningún temor, Jesús pasó por allí y puso todas las cosas en orden. Nosotros no vamos al Hades, sino a estar con Jesús.
Que Dios le bendiga hermano @hiroyamagishi, y nuevamente, gracias por sus publicaciones.
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