No sabes cuan fuerte eres, hasta cuando empiezas a crecer
De pequeños manifestamos una conducta que pudiese definir como seremos, aunque somos seres cambiantes, evolutivos y complejos, desde niños vamos desarrollando nuestra personalidad.
Este post va inclinado a mostrarles una parte de mí que de alguna forma define cuan fuerte soy, fuerza que subestimé hasta ahora.
Mi nombre es Mary Ángel, todos me empezaron a llamar “Marian” de cariño y así me quede.
De pequeña siempre fui una niña muy tranquila, digamos que demasiado, tanto que mi madre llego a pensar que yo padecía de alguna condición especial, algún tipo de autismo tal vez, de tal manera que me protegió de todo daño, me cuido como si fuese tan frágil como un vaso de cristal, tanto que me hizo mucho más frágil de lo que ya era. Simplemente me convirtió en una niña tan sentimental, respetuosa y obediente que cualquier cosa me afectaba y me hacía llorar, siempre fui exageradamente compasiva.
Esa conducta no cambió a medida que fuí creciendo, aún mis padres me consideran una muchacha tranquila, respetuosa y obediente.
Digamos que en cuanto a esas cualidades no cambié, evolucioné en cuanto a madurez, en cuanto independencia, gustos e incluso en aplicar carácter y defender ideales.
Siempre fuí muy sentimental, yo diría que demasiado, cualquier cosa me afectaba.
Crecí viendo a mi padre deteriorase mentalmente por un padecimiento llamado Trastorno Bipolar, cuya experiencia me afectó de manera que siendo apenas una niña de 10 años me tocó madurar muy rápido. Tuve que lidiar con personas abusivas e irrespetuosas, poco intolerantes con respecto a la enfermedad de mi padre, esas situaciones me mostraron cuan cruel puede ser el mundo o mejor dicho, cuan crueles podemos ser los seres humanos. Sufrí de manera colosal, siendo apenas una niña, y empecé a ver la vida con otra perspectiva.
Desde entonces me di cuenta que ser fuerte era mi única opción.
De alguna manera la vida me estaba empezando a enseñar a ser fuerte y valiente.
A los 18 años me tocó mudarme de ciudad, tuvimos que huir como delincuentes, y no es que nosotros éramos precisamente los delincuentes. Lamentablemente una persona nos amenazó de muerte, debido a que esta persona agredió físicamente a mi madre y ella lo demando por abuso, cuya demanda acarreó su detención, lo cual hizo enfurecer demasiado a esta persona, queriendo así tomar una venganza radical, la cual se basaba en asesinarnos.
Esto cambio mi vida por completo, mi calidad de vida desmejoró, mis padres perdieron sus empleos, llegamos incluso a pasar días sin comer bien por no tener ingresos, esta situación ocasiono que mi padre tuviera otra crisis, la cual se prolongó por 2 años terminando en una crisis depresiva, de la cual al año se recuperó.
Luego de esto mis padres se separaron, lo cual de alguna forma fue bueno, pero a la vez esta situación me obligó a ser mucho más madura y a entender que a veces cuando creemos que algo va mal y nos quejamos, realmente podría ir peor.
En ese año, para completar, la crisis económica del país empieza a intensificarse, de tal manera que yo, siendo una estudiante universitaria me vi en el hecho de que no tenía futuro como profesional, se me hacía cada vez más difícil costear mis estudios, la alimentación era deplorable, tanto que llegué a perder 12 kilos en 2 meses, y no precisamente por hacer dieta, me puse muy flaca.
La situación del país empeoró, me costó un poco graduarme, pero lo logré. Después de todo valió la pena ya que es un logro personal y aunque en mi país no pueda ejercer, el conocimiento es algo valioso para mí.
Todas estas situaciones y experiencias han determinado un antes y un después en mí, y estoy segura que a cada persona que le ha tocado vivir experiencias difíciles, también le ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva.
He aprendido que debemos ser gentiles con nosotros mismos, que debemos ver las adversidades como una puerta hacia nuevos conocimientos, ver los obstáculos como oportunidades, dejar de quejarnos y comenzar a actuar, de esa actitud es que nace el éxito y hombres fuertes. .
Hoy, mi atención está centrada en emigrar, ser fuerte aquí en Venezuela es una virtud y una armadura que no todos tienen, el sacrificio es increíble y la tristeza de ver cómo se va tu vida en la cotidianidad tan solo para no morir de hambre ni ver morir a los tuyos es impactante. Hoy mi fortaleza está puesta a prueba y cada día se intensifica.
No he dejado de ser la chica sentimental, respetuosa, amable y obediente, Sigo siendo esa niña “rara” que siempre fui, pero con una capacidad de tolerancia a las dificultades que ni yo creía tener.
Es por eso que digo que nunca sabemos cuan fuerte podemos llegar a ser, sino hasta cuando empezamos a crecer.
Toma la vida con coraje y siempre levántate por más dura que sea la caída.
@Marianvitz