Cuentos de MariQ. Alma pútrida

Me regalaron un alma pútrida. No la quiero. La he puesto en venta pero nadie da nada por ella. A la media noche visitaré al hombre de la guadaña y se la obsequiaré, espero no se ponga remilgoso, después de todo ante el se presenta toda la mierda que excreta este mundo. Si, esta noche traspasaré el umbral de los muertos, cuyas almas nadie quiere...

Una espesa noche cubre todo el sitio dificultándome ver al personaje que esta ante una puerta de metal fuertemente custodiada por otros seres que no logro ver bien. Me acerco un poco mas, lo suficiente y alargando la mano lanzo un bulto de tela donde esta el alma pútrida, con tan mala suerte que se abre y se escapa en forma de volutas. Los personajes se asombran, me miran con recelo, de forma amenazante y uno de ellos sin pronunciar palabras, trona.
Creo que cometiste un mortal error. Extrañamente para mí, no me inmuté. No sentí el miedo que se debe sentir en situaciones como estas. No lo creo, les respondo, no veo por ningún lado la suficiente fortaleza y moral para que me amenazcan y menos por un alma podrida. Hacen un respingo y retroceden. Del fondo, de ninguna parte se acerca un animal, solo veo sus brillantes ojos, como dos perlas perdidas en la noche. Me asusté, no pude controlar el terror que de a poco se me clava como un puñal filoso. Es mi perro negro, que me mira intensamente como auscultándome el alma que comienza a podrirse .