En respuesta, el jefe del Parlamento y líder de la oposición, Juan Guaidó, se juramentó como presidente interino, recibiendo el apoyo y reconocimiento, casi inmediato, de más de 50 países, especialmente de EEUU y su presidente Donald Trump, quien desde entonces se ha mostrado decidido a apoyar a los venezolanos en su búsqueda por la libertad, considerando que el régimen de Maduro representa, de igual manera, un peligro para la seguridad de su país.
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Desde entonces, el conflicto político se ha agudizado significativamente, y varios países, entre ellos Noruega, intentan ahora, impulsar mecanismos para encontrar una solución negociada a la crisis venezolana.
A tan fin, el pasado 17 de mayo, las autoridades noruegas iniciaron su papel mediador en una fase inicial para entablar un diálogo político entre el Gobierno venezolano y la oposición, el cual continuará el próximo Lunes 27, aún cuando el líder opositor Juan Guaidó ha sido enfático en señalar, que allí las únicas conversaciones que pueden sostener con el régimen están centradas en la ruta trazada para rescatar la democracia: Cese de la Usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
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Acerca de estos intentos de dialogo con el régimen de Maduro, muchos no están de acuerdo con esta iniciativa, pues consideran que sólo buscan dar oxígeno al dictador, y que no es la primera vez que éste ha creado espacios similares en el pasado, sólo para ganar tiempo y debilitar a la oposición.
Ante este nuevo escenario, el Vicepresidente de los EEUU Mike Pence ha sido enfático en señalar que ‘’el tiempo de dialogo se acabó, y es momento para la acción’’, por lo que lo único que esperan es que Maduro se vaya, no descartando para ello la opción militar.
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Entre tanta incertidumbre y diatriba, entre tantos actores y posibles escenarios, sobrevive un pueblo cada vez más angustiado, esperando por la solución que no acaba de aparecer.
A su maltrecha situación económica, social y política, surge ahora la escasez de gasolina en todo el país, la cual obliga a la gente a mantenerse por largas horas en colas para poder abastecerse de combustible, ante la incertidumbre de que esta situación pueda afectar significativamente también la distribución de alimentos en el territorio nacional.
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Mientras la gente en Venezuela soporta la crisis como mejor puede, algunos por momentos se desaniman. Muchos prefieren emigrar; otros mantienen la esperanza y la fe de que de un momento a otro llegará la ayuda requerida, lo mismo que su líder opositor Juan Guaidó, quien sigue recorriendo el país, llevando un mensaje de fe y optimismo a toda prueba, tan seguro y firme, como el que se sabe el final de la película, como el que ha visto la luz al final del túnel… el final feliz. ¿Amanecerá y veremos?
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