A ti, por seguir mis pasos con firmeza y amor, a todos los que le gusten las historias de situaciones difíciles.
Abril, 2017
A veces las buenas historias no siempre comienzan con la manera más romántica, ya que sabemos que la vida está llena de bajos y altos; Se puede decir que en ese momento hemos estado en una transición de vidas distintas.
Aunque no se ha descubierto, las rutas de la vida se basan en los caminos diferentes y los momentos. Así comienza la historia de Siriana, llena de dudas, sin ir más allá, el saber de qué hay un sentimiento que fluye sin más, ese magnetismo que se puede llamar química o simplemente hay polos opuestos, efectivamente eso somos, polos opuestos .
Se puede conocer muchas personas en un día, pero también se ha dicho que ese día sería especial, las mariposas en tu barriga te darían un concierto benéfico a tu nombre. Siempre dedico mucho tiempo para verme bonita se podrá llamar vanidad pero como dice una que yo sé “no sabes cuándo podría aparecer el amor de tu vida”, recuerdo esa noche de junio; decidí ponerme un vestido corto azul oscuro, que marcaba mis piernas muy bien e iba a la par de mi ejercitado cuerpo, pensé que sería bien arreglarme un poco más, porque saldría con un chico el cual conocía hace pocas semanas.
No le tengo ningún sentimiento, solo es una distracción de esa soledad que me inunda; Para qué negarlo, me siento sola. Decidí que era mejor que estar en casa leyendo libros y tomando café hasta las tantas horas de la noche, definitivamente esa era mi noche.
Allí en esa gran plaza estaba un grupo de amigos de Mathias, el chico que me busco en casa. Al bajarme la brisa fría me trastoco y me arrepentí de no abrigarme más; Recuerdo que llego una moto de esas viejas, grandes y de buen rugir, este debe ser otro amigo de el.
Al ver a aquel hombre que llego en esa motocicleta, mi cuerpo experimento un calor extraño, me sudaban las manos. Me gustó mucho, por lo tanto, mis ojos se dirigieron a ese porte entre vikingo y latinoamericano que se desprendía de sus poros, al mirarlo, me alegro la vista, para que negarlo si era muy hermoso, porque no vine sola.
Si suena un poco vulgar, que lo diga así, pero que puedo hacer, cuando me fije en esos ojos azules claros, mis sentidos se pusieron en alerta, el mismo cielo pero en una noche fría.
- Qué raro encontrarlos aquí— dijo viendo al grupo con sarcasmo.
- Dichoso tú que te apareces. — respondió Aidan, amigo de Mathias.
- Muy bien, no empieces con quien sale más a fiestas porque me largo. —Miró por encima de sus lentes.
- A decir verdad, aun no te iba a reclamar por dejarme tirado el fin de semana pasado, por irte vencido en los brazos de quien se te cruza, querido amigo. – respondió Mathias.
-Bueno…Bueno…Bueno — ríe Siriana.
Mathias es el chico, con el que decidí pasar mi soledad por esa noche, no a nivel de sexo, solo por compartir, aunque en la mirada de él se puede ver la malicia que despiertan unas piernas bonitas y algo de maquillaje. No es el típico chico que espera que una mujer le de alguna señal, solo ve a su próxima presa. No hay nada de hermoso, solo es otro típico hombre de hoy en día, algo común se podría decir. Alto, ni muy fibroso, trabaja en un bufe siendo el jala pelotas de algún directivo.
- No me importa lo que creas, total somos caimanes del mismo pozo - aseveró con rotundidad.
- Si tú lo dices. —El rió divertido ante lo ridículo de la situación.
Al escuchar esa conversación de reproche solo pude fijarme en ese hombre misterioso, aunque se que ha pasado por el gimnasio al ver los brazos formados y la forma bien colocada de la espalda, toda la envidia hecha hombre, seguro que para las mujeres y los hombres puede causar esa sensación.
- Mucho gusto, Sebastián— aseveró con rotundidad y estrechando su mano hacia Siriana.
- Ho… hola, igualmente, Siriana. – murmuro.
Así pasó la noche entre trago, música y disfrute, bailé con Mathias y sus amigos, pero cuando Sebastián hacia amago para bailar conmigo, me escabullía como una cobarde. La noche es joven aunque quedaron pocos, la mayor parte se habían ido como un gotero, cada uno más embriagado que el otro, y otros con sus ligues de ratito.
Hasta que por fin logré que Mathias me llevara a casa. Pasé toda la noche y la parte del día, luchando con sus manos para que las tuviera en su lugar; acaso un hombre no se da cuenta cuando una mujer no quiere, no es por el, pero no es mal chico, solo que simplemente no tenía ganas de tener sexo con él, insinuarme como una cualquiera, pues no soy santa, pero Sí sé que quiero comer, como buena loba.
Al llegar a la puerta de mi casa, mis ojos se abrieron ampliamente al ver lo que me estaba esperando en la puerta, mi cuerpo se enfrió, el mareo de la bebida se esfumo, mis ojos se aguaron, con solo ver la imagen que estaba ante mí, un sentimiento de alerta me inundo. No puedo creer lo que están viendo mis ojos, nunca lo podre superar.
Pero como buena Guerrera que soy me aúpo de fortaleza le digo adiós a Mathias con las manos y le digo que después le llamo, consiente de la cara que tiene el de molestia por no acceder a sus encantos y por lo que ve en la puerta de mi casa, seguro que piensa lo peor.
Y allí esta, el hombre que me destrozo la vida y que tan galante espera en mi puerta, como una miura me acerco a pasos decididos a la entrada de mi casa.
— ¿Y tú que haces aquí? – le rujo molesta.
— Siriana, tengo días tratando de comunicarme contigo y no mes has devuelto los mensajes ni las llamadas– Me mira con un gesto de enfado y vuelve la vista a la camioneta.
— Entérate de una vez, que yo nada tengo que hablar contigo, lo nuestro acabo hace meses y ya nada se puede hacer, QUE NO QUIERO ESTAR CONTIGO NI QUIERO QUE ME TOQUES NI UN CABELLO, es que no vez que ya me das hasta asco, porrr favorrrrr– Le contesto con un tono nada conciliador.
— Ven conmigo, tenemos que hablar.
Bueno... bueno.... bueno... Ese «tenemos que hablar» suena interesante.
—Siriana, esto no puede seguir así.
Asiento. Tiene razón.
—Oh, no... no puede seguir así.
Durante por lo menos media hora, nos decimos todo lo que nos tenemos que decir y ninguno de los dos se corta un pelo. Si él dice, yo respondo. Si yo digo, él responde. Ambos nos llenamos de reproches y una vez hemos sacado todo lo que llevamos un tiempo callando, nos miramos en silencio.
Cuando nos calmamos, me enciendo un cigarrillo. Yo apenas fumo, pero en estos momentos lo necesito. Y de pronto, contra pronóstico, Steven me quita el cigarrillo, lo pisa, me atrapa contra la pared e intenta besarme, lo empujo colérica.
—No intentes hacer eso de nuevo, porque no respondo, que quede claro que entre tú y yo no existe NADA, ¿entendido? NADA, ahora has el favor y lárgate de mi casa antes de que sepas quien es Siriana Gamble, y ahora vente de una santa vez.
Me mira boquiabierto, retrocede tres pasos, da media vuelta y abre la puerta del coche……
Continuara...
Espero con tantas ansias leer lo que continua
Gracias, publicare todos los miércoles, esta atenta. Saludos
Mi esposa y yo somos dos polos opuestos, cuando me dijo que si fue una gran emoción para mi... somos dos personas totalmente diferentes... Muy bueno tu escrito, espero leer la continuación... Saludos.
me alegra saber que hay personas que se identifique con lo que escribo, sin duda hay situaciones que no se parecen pero tienen la misma esencial, publicare todos los miercoles, esta atento,.... Saludos para ti y tu polo opuesto, disfruten de la vida que son dos dias
Que bueno, esperare atento para leer tu próximo post... Saludos
O.O
¡Me encantó! Voy por la segunda parte right now!