Se escucharon gritos de euforia alentando a las multitudes a lanzarse a una guerra ajena en defensa de la soberanía y valores morales que incluso en este momento están en tela de juicio. ¡Angriff!, ¡ataquen! gritaron los alemanes, ¡for freedom!, ¡por la libertad! gritaron los americanos y los ingleses, ¡za Rodinu!, por la madre patria gritaron los sovieticos, Africanos, asiáticos y latinos también se unían en este coro multitudinario.
No solo eran las detonaciones de los tanques panzer
ni las continuas ráfagas de las ametralladoras MG o8,
era también una explosión de culturas, costumbres y dialectos que se mezclaron a lo largo y ancho de todo el mundo. Resaltaban bajo el manto gris de un día lluvioso, casi de forma inmediata pedazos de personas, piernas, brazos, sesos, viseras, que sin lugar a duda generaban un ambiente sombrío y putrefacto, donde la muerte corría a las trincheras a tu lado y si bien esta va segura de ganar, en esta particular circunstancia va quitando vidas casi de forma indiscriminada y en el mejor de los caso solo pospone la acción.
Eduardo contreras fue partícipe en esta realidad que quisiéramos fuese ficción, si bien no muchos venezolanos autóctonos formaron parte de este horror, esto es tan solo 10 minutos de una guerra que duro 5 años.