Se fue mi Reina, sus ojitos se cerraron y su gran corazón dejó de latir, pero su vida no fue nada en vano; cumplió su propósito y mucho más, fue valiente, fuerte, ejemplar, sabia y amorosa.
Fue pilar fundamental de su familia, roca fuerte que sustentaba su hogar y ella estaba sustentada en Jesús, me enseñó muchas cosas, me aconsejó un sinfín de veces, me hacía reír, siempre me hacia reír.
Como extrañare sus anécdotas a media tarde de su juventud, los cuentos de camino que tanto le gustaba contarnos y los que ella inventaba, extraño tanto que me diga que quería pan dulce o aguacate aunque ya hubiese comido, extraño que me diga que use zarcillos y que no use trenzas en el cabello, extraño su olor tan agradable siempre, extraño su forma de caminar, la forma en la que se paseaba por el jardín a diario y cuando en la cocina de repente se ponía a cantar, extraño tanto que respire y que su corazón lata, pero no se puede pasar por encima de la voluntad de Dios y fueron 91 años que le permitió vivir, así son sus designios, el consuelo es que y ganó la más grande batalla y pasó al mejor plano para pronto encontrarse con El Creador; sólo me queda seguir sus pasos como la excelente mujer que fue, aplicando sus consejos, enseñanzas y dando lo mejor de mi. El dolor no se explica; es desgarrador pero siento paz a la vez al saber que Estás mejor Mamaria, Te amo y te amaré por el resto de mi vida.
Mil gracias por ser y haber estado❤🌹.
