Contemplándote bajo la luz de la luna
y a mis ganas aquieto,
me dedicaré a contemplar
tu sombra sobre el suelo
y adorar el paisaje que plasma
tu pelo rebelde al viento.
con los luceros para qué
me alumbren está noche
al cielo, para contemplarte
calmó y sereno, y junto
al taciturno fuego vigilar sigiloso
tu sueño como todo un caballero.
de bajarte la falda
y a la brisa le diría
que ande con calma
sin mucha prisa está vez
nada de malcriadez ni osadía.
un velo de dorado cielo
repleto de estrellas
y con calma de artesano
te acariciaría la espalda
y entiendas como te pienso.
a las tuyas acercaría
y en tu anular un aro te pondría
junto a una nota que diría
hazme el hombre más feliz vida mía.
como verbo para conjugarlo
en tus labios eterno
y a los gestos que sean pretextos
del augurio de buenos tiempos.
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