Un juicio que cambiará tu forma de ver la vida
Para alcanzar la #felicidad debemos respetar el éxito de los demás.
¡Has cometido un delito!
Tu comportamiento es el principal sospechoso, pues junto a tu naturaleza humana, premeditadamente crearon en ti un deseo insaciable por todo aquello que no era de tu propiedad y que, por capricho o anhelo, querías poseer. Comenzó a acecharte desde que eres un bebé. Desde entonces, eres la víctima y el victimario de un sentimiento y estado mental que te causa una sensación de dolor o desdicha por no poseer lo que tiene otro ser humano.
Has deseado los bienes materiales de tu agraviado, al igual que las cualidades que no te fueron concedidas. Sabemos que ansías lograr el estatus de otros, pero con ello se escapó tu envidia. Añoras riqueza, un mejor trabajo, otro carro, una mejor casa y también a la pareja de un tercero. Viste felicidad que pudo haber sido tuya y en lugar de esmerarte más para obtenerla, no hiciste lo suficiente para alcanzarla.
Eres el principal implicado
Con base a la evidencia presentada
lo hemos determinado culpable de generarse sentimientos dañinos que le van ocasionando celos y pensamientos negativos que afectan su realidad. Culpable de no desarrollar enteramente sus capacidades natas o aquellas que ha aprendido. Culpable de hacer uso de miradas envidiosas, frases inoportunas y calculadas para infringir daño. Culpable de no haber madurado sus necesidades, ideales y bienes materiales, generándose rencor, frustración y ligeras etapas de odio.
A pesar que
en este caso no se evidencian daños físicos o agresiones considerables a otras personas, usted debe saber que esa misma envidia ha llevado a los seres humanos a cometer los crímenes que combate la justicia.
Usted estará preso
en la idiosincrasia que tenga para aceptar lo que le estamos diciendo. Sé que se estará preguntando ¿por qué lo estamos juzgando? Debe saber que este tribunal está en su propia mente y que la envidia es un sentimiento que no podrá controlar sin ayuda y sin que acepte que es o ha sido envidioso.
Es natural considerar que merece más o que es mejor que los demás. No obstante, recuérdese que más allá de cualquier caso de suerte, ningún logro social se mantiene con la esperanza de solo añorar un mejor futuro. Incluso, para que perdure lo fortuito, se requiere de constancia, disciplina, esfuerzo, dedicación, paciencia; cualidades que no ha desarrollado enteramente y por las que hoy los hemos hallado culpable de ser envidioso.
Tiene derecho a soñar y querer lo mejor para usted
Pero para gozar de ese privilegio deberá trabajar constantemente enfocado en las cosas que desea. Tiene derecho a valorarse y debo recordarle que si otros pueden, usted también podrá. Tiene derecho a aprender y a detallar las acciones de las personas que admira para que ponga en práctica los mejores ejemplos que considere, en su propia vida. Por último, tiene derecho a no ser envidioso.
Antes de dejarlo ir
es necesario recordarle que la envidia es un virus que podemos curar. Haga uso de los derechos que le hemos otorgado para deshacerse de ese complejo.
Queda sentenciado a no quedarse solamente deseando lo que otros disfrutan o logran. Usted tiene la obligación moral de aprender de los demás y también posee el potencial para obtener las cosas que quiere.
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Excelente, como siempre! Una gran publicación que llama a la reflexión, a realizar una introspección, para ver lo que realmente está pasando con nosotros, para abrir los ojos. Algunas personas necesitan que otros se lo digan (o leerlo) para darse cuenta del daño que se están auto-generando.
Siempre es un placer leerte.