La inflación es uno de los fenómenos económicos más importantes y controvertidos de nuestro tiempo. Afecta a todos los agentes económicos, desde los consumidores hasta los productores, pasando por los ahorradores y los inversores. Pero, ¿qué es realmente la inflación y qué la causa? ¿Qué consecuencias tiene para la economía y la sociedad? ¿Qué políticas se pueden aplicar para evitarla o combatirla?
Para responder a estas preguntas, vamos a analizar la inflación desde el punto de vista de la Escuela Austriaca de Economía, una corriente de pensamiento que se remonta al siglo XIX y que tiene entre sus representantes más destacados a Carl Menger, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y Murray Rothbard.
La Escuela Austriaca define la inflación como el aumento de la cantidad de dinero en circulación que no está respaldado por un aumento proporcional de la producción de bienes y servicios. Es decir, la inflación no es un fenómeno puramente monetario, sino que implica una alteración de la estructura productiva y de los precios relativos de la economía.
Según esta escuela, la causa principal de la inflación es la expansión crediticia impulsada por el sistema bancario y el banco central. Al crear dinero de la nada, los bancos generan una falsa sensación de riqueza y estimulan el consumo y la inversión por encima de lo que permiten los recursos reales disponibles. Esto provoca un desajuste entre la oferta y la demanda agregadas, que se manifiesta en un aumento generalizado del nivel de precios.
Pero no todos los precios suben al mismo tiempo ni en la misma proporción. La inflación afecta primero a los sectores más cercanos al origen del dinero nuevo, como el financiero, el inmobiliario o el industrial, y luego se transmite al resto de la economía con un cierto retraso. Esto crea distorsiones en los precios relativos, que son las señales que guían las decisiones de los agentes económicos. Así, se producen malas inversiones, excesos de capacidad, burbujas especulativas y desequilibrios sectoriales.
La Escuela Austriaca sostiene que la inflación tiene efectos negativos tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, reduce el poder adquisitivo de los salarios y las rentas fijas, favorece el endeudamiento y el consumo presente frente al ahorro y la inversión futura, genera incertidumbre e inestabilidad en las expectativas y deteriora la competitividad externa. A largo plazo, erosiona el valor del dinero como medio de cambio y unidad de cuenta, dificulta el cálculo económico y la coordinación social, fomenta el despilfarro y el derroche de recursos escasos, provoca ciclos económicos de auge y depresión y socava las bases morales e institucionales de una sociedad libre.
Para evitar o combatir la inflación, la Escuela Austriaca propone una serie de medidas basadas en el respeto a la propiedad privada, el libre mercado y el orden espontáneo. Entre estas medidas se encuentran:
La abolición del monopolio del banco central y la liberalización del sistema monetario y financiero.
La adopción de un patrón monetario basado en una mercancía escasa y durable, como el oro o el bitcoin.
La eliminación del déficit y la deuda pública, así como de las políticas fiscales y regulatorias que interfieren con el funcionamiento del mercado.
La defensa de la libertad individual y contractual frente a las injerencias estatales y corporativas.
En conclusión, la Escuela Austriaca ofrece una visión alternativa y crítica de la inflación, que pone el énfasis en sus causas reales y sus consecuencias profundas. Frente a las teorías convencionales que ven la inflación como un fenómeno benigno o incluso deseable, que se puede controlar mediante instrumentos técnicos o políticos, la Escuela Austriaca alerta sobre los peligros que entraña para la economía y la sociedad, y aboga por una reforma radical del sistema monetario y financiero basada en los principios del liberalismo.