Resulta que Edgar es un hijo de puta.
¿Quién guarda copas y sangre en su cajuela? Alguien que no tiene buenas intenciones, punto.
Transforma y vende chicas para entretención particular. Negociazo. Todo empieza con un intercambio de saldos o migajas; él como matón por encargo y ellos le dejan a cambio una chica con un balazo , para lucrar con ella como mejor le parezca. La suerte es la menor de los involucrados en este proceso. El cuervo no es un emisario del inframundo que escucha tus últimas palabras, solo parte del show (para que creas que el mundo sobrenatural te ha abierto las puertas) y su sabueso. Y no sé si sea necesario aclararlo , pero tampoco trabaja de editor en el suplemento de sociales.
Con la experiencia traumática vivida a su favor, el carácter seductor y paternal del tipo hizo que me relajara y cayera en blandito en su casa. Luego, a lavar el cerebro con eso de que la suerte está de tu lado, y que en este proceso debe ser mi tutor, por ser la cabeza del clan. Hay obedecer en todo en lo que aprendes lo qué hay que aprender.
¿Todo para qué? Chicas como yo terminan como regalo de cumpleaños para sádicos. No importa cuanto las torturen, al día siguiente (siguiendo recomendaciones barbitúricas para que nada se salga de control), quedan como nuevas. La única advertencia es no exponerlas al sol directo ni clavarles estacas en el corazón, de preferencia. En caso de hacerlo, contacte a su proveedor para una reposición con cargo extra . Salen caras, muy caras y las reposiciones, más. Por eso Edgar puede darse el lujito de tener ventanas con protección UV. Tanto en su casa como en su carro.
Lo supe porque no podía dormir, y salí del cuarto. Era de mañana y mis ojos dolían horrible. Escuché la transacción. Se hablaban de dólares y euros. Escondida detrás del sillón vi como de un cuarto, sacaba a una chica somnolienta y la llevaba al garaje, directo a su cajuela, para ir al punto de encuentro; un estacionamiento techado de plaza comercial. Escuché toda la conversación, saqué mis conclusiones, hasta que lo oí comentar que tenía una "recien cambiada", pero que la tenía que domesticar.
Cuando regresó me vio en la sala, hojeando sus notas y ordenó que regresará al cuarto. No me moví. Abrió la puerta y de un golpe me empujó al exterior. Al contacto de mi brazo con los rayos del sol parecía que me habían aventado brea hirviendo. de un jalón regresé a la sombra. Me agarró de la mandíbula y me advirtió que le debía respeto y obediencia. Yo le pertenecía por qué era de su clan. Si no te portas bien, tengo muchas otras formas de hacerte entrar en cintura. Vi una escoba recargada en la pared. Rompí un palo de escoba y lo ensarté sin mucho esfuerzo. No me iba a dejar encajuelar por otro cabrón.
En la casa no había nadie más que yo. De eso me aseguré. Desde el otro extremo del palo de escoba, lo encaminé y lo aticé con todas mis fuerzas en el sillón. No lo maté. El arma improvisada atravesó su cuerpo justo por debajo del corazón. Vivo e indefenso.
Le pregunté sobre la placa, la casa Tulipanes, la ubicación de mi hermana, los planes, el nombre de los individuos que iban en el carro, del que me orinó y el que me vendió. Edgar no sabía gran cosa porque en realidad no le importaba, solo la ubicación de la casa Tulipanes y los nombres. Resultó también ser un cobarde, lengua larga útil.
El brazo no sana tan rápido. Pero no puedo dormirme y esperarme a que de la noche. Arranco en el carro de Edgar a la casa Tulipanes, como primera opción (y espero que la única). Con la vista nublada por el sol, llorando no sé si de dolor, rabia o miedo, porque siento el cuerpo cortado y enfriándose gradualmente. Voy tiritando, prensada del volante.
Trato de concentrarme en el camino pero me viene a la mente constantemente el chorreadero que dejó Edgar en el sillón.
Además, cruzo la ciudad sin plan y sin saber como chingados le voy a hacer para bajarme del carro.
Creación original de Moka Misschievous