Cierto día, estaban dos hombres parados bajo el techo de una parada de bus, resguardándose de la fuerte lluvia. Estos dos no se conocían personalmente, se saludaban ocasionalmente por cortesía cuando se encontraban en ese mismo lugar; encuentro que terminaba en poco tiempo ya que tomaban autobuses diferentes.
Había algo peculiar en uno de estos hombre, se vestía de manera excéntrica y llamativa, o mejor dicho, de colores llamativos; solía vestir siempre de traje, con combinaciones de colores fuertes y brillantes, algo resaltante a la vista, los cuales extrañamente se veían muy al combinarlos. Al contrario, el otro hombre se vestía de manera fría y ausente de estos colores llamativos, colores no muy variados adornaban su presencia, entre tonalidades de azul opaco y gris; cuando quería variar se vestía con un traje azul marino, o sino su traje azul claro, del mismo tono de azul de un cadáver asfixiado, el cual llevaba ese lluvioso día.
Pero la diferencia más notable entre los dos hombres era más simple: el hombre de colores opacos tenía siempre una expresión tan muerta como las prendas que usaba todos los días; en cambio, el hombre de colores llamativos siempre cargaba una sonrisa brillante en su rostro.
Ese día, bajo la sinfonía de las gotas de lluvia, nada era diferente excepto por un detalle: el hombre de colores llamativos no estaba usando colores llamativos, vestía un saco negro, sobre una chaqueta negra, que cubría una camisa negra, con pantalones negros y zapatos de cuero negro brillante; su corbata, que hacía juego con su sombrero, era morada oscuro con puntos más claros, y su sombrero, de los mismos tonos, a rayas.
Ese sombrero de copa, al igual que la corbata, era demasiado llamativo, y a pesar de ser colores oscuros lo hacían ver tan glamoroso y excéntrico como de costumbre. Sin embargo... su sonrisa, se veía diferente, había perdido su brillo habitual.
El hombre de colores muertos lo había notado, ese día bajo la lluvia quien estaba frente a él no estaba del todo bien, y por muy mal que estuviera, no podía evitar sentirse bien por el mal estado del hombre de colores llamativos. Desde hace un tiempo le tenía cierto rencor que él mismo originó, una envidia que nacía de la maquinación de su propia mente; ¿Por qué es tan llamativo? ¿Quién se cree que es? Debes de creerte mucho mejor que todos los demás con tu egocéntrica sonrisa y tu ropa para llamar la atención, idiota presuntuoso, pensamientos que surgían con el paso del tiempo, hasta llegar al punto de envidiarlo y odiarlo, cuando realmente no conocía nada sobre él.
Todo ese resentimiento, el odio a su vida amargada y la envidia, podía ser liberado ese mismo día, en ese preciso momento podía borrar por fin esa presuntuosa y egocéntrica sonrisa que tanto detestaba. Y casi como un suspiro de alivio, de un peso guardado por mucho tiempo, empezó su discurso.
-Hoy no estás tan animado ¿Ah, Arcoiris?- Dijo el hombre de colores muertos mientras sonreía con soberbia; el hombre de colores llamativos volteó con una mueca de confusión, sin perder la sonrisa, ni la tristeza vagamente oculta.- Si jovencito, es contigo ¿Así que por fin la realidad te ha golpeado? ¿Alguien, de una buena vez por todas, te ha enseñado a vivir seriamente? Ya era hora. Esa sonrisa arrogante y esas vestimentas que pedían a gritos atención ¡Por Dios, me enferma sólo recordarlo!- El hombre de colores muertos comenzaba a alterarse, mientras que el hombre de colores llamativos adoptaba una expresión de lástima, incluso aún más triste y su sonrisa comenzó a temblar.- ¡De seguro vives como si no tuvieses que preocuparte de nada! ¡Sinvergüenza! ¡Oh si, que buena debe ser la vida fácil, nunca haz de mover un dedo para conseguir algo mientras que todos los demás nos rompemos la espalda trabajando! ¡Qué vergüenza debes ser para tus padres, joven muchacho, tu madre deba estar muy...-
-Mi madre está muerta.- Dijo el hombre de colores llamativos, mientras dejaba escapar una lágrima que rodó rápidamente por su mejilla, haciendo un esfuerzo sobrehumano por no borrar su sonrisa aún hermosa a pesar de todo.- Hoy se cumple un año de su muerte, la visito casi todos los días, pero hoy ha sido realmente duro, así que decidí dar un paseo antes de volver a casa, a esa casa que ha estado muy vacía sin ella...- Su voz se rompía pero la sonrisa permanecía. El hombre de colores muertos estaba perplejo y apenado.- A ella le encantaba que usara ropas coloridas, decía que transmitía alegría, siempre me dijo que quería que las personas que me veían se alegraran al menos una décima parte de lo que ella lo hacía al verme.- Más lágrimas cayeron.- También le gustaba que fuera amable y cortés pero déjame decirte que eres un imbécil, disculpa pero es cierto, también siento que no soportaras verme feliz, lo siento mucho por ti, siento que seas un infeliz amargado que odia su vida, y siento mucho que sea yo quien te lo diga, pero si sigues viviendo así sólo crecerá rencor en ti. Deberías saber que está muy mal hablar de las personas que no conoces, eso solía decir mamá...- Se detuvo, el pensamiento de no volver a ver a su madre lo golpeó nuevamente, más lágrimas salieron y luchó por mantener la sonrisa que tortuosamente mantenía en su rostro.- También decía que no dejara de sonreír... No importa cuanto doliera. Amaba mi sonrisa y pedía que siempre la mantuviera...-
El hombre de colores muertos se dió media vuelta y se marchó en silencio, tal vez por pena, tal vez porque ya había hecho el suficiente daño; solamente dejó solo al hombre de colores llamativos.
Al darse cuenta de que ya no tenía compañía, respiró profundamente y comenzó de nuevo, entre lágrimas.
-Lo siento mucho, mamá...- Miró al cielo y su sonrisa cedió ante el dolor finalmente.- Siento mucho no poder sonreír hasta el final...
Esta no es una historia real, sino una anécdota ficticia pero realista, exagerada para su mejor entendimiento.
No uses colores muertos, ni estés amargado; en cada persona crece algo, deberías de evitar que sea sólo resentimiento lo que pueda crecer en ti, así que usa mejor muchos colores llamativos que transmitan alegría. Pues es mejor tener una sonrisa egocéntrica que envidiar y blasfemar a quien la tiene.
Y lo más importante: Sonríe. Así el mundo te dé razones para no hacerlo.
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Me encantó este post, muy bello de verdad
muchas gracias!
Que bella historia <3. Ya quisieramos muchos transmitir un poquito de la alegría que transmitía el hombre de los colores llamativos.
Sólo hace falta vestir de colores más llamativos tu vida ¿no? 😂
Eso no sucede cuando solo acumulaste ropa oscura a lo largo de los años jajaja. ¡A intentar comprar más colores de ahora en adelante!
Bello relato. Te hace recordar que siempre podemos elegir. Un cálido saludo para ti. Te sigo!
Muchas gracias, saludos! 😊
buen relato
Hola me parece interesante , muy lindo ,me gusta.