Esta publicación resume lo que con suma frecuencia le comento a mis hijas de 21 y 19 años. Los mayores de 50 disfrutamos al máximo nuestros años mozos porque con nuestras ideas y propias manos hacíamos todo. Combinamos texturas, colores, sabores, identificamos aromas; conocimos lo mucho o poco que sabemos del mundo por la lectura de textos o revistas; identificamos personajes famosos de la ciencia, la historia, las artes porque acudimos a exposiciones, charlas, simposios, tertulias; aprendimos a identificar los géneros musicales porque fuimos a conciertos de todo tipo; apreciamos las maravillas de la naturaleza porque haciamos excursiones o campamentos; en fin "aprendimos a vivir, viviendo". Lo único que le critico a quienes se exceden con el uso de la tecnología es que se están perdiendo de vivir de verdad. Prefieren pasar el día conectados a un mundo virtual. Conocer amigos virtuales. Casi que evitan el cara a cara, tomarse un café, charlar, reírse, oír música juntos, caminar, cocinar, discutir. Desaprovechan su precioso tiempo. Nunca sabremos por cuánto estaremos aquí.
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