En frecuentes oportunidades escuchamos hablar de personas abusadas, en ocasión de la atención hacia la violencia de género el enfoque se apunta hacia la mujer, entonces cabe preguntarse cuanta responsabilidad tiene la cultura y la sociedad acerca de la situación que, en los últimos años se ha venido haciendo visible.
Cuántas veces hemos conocido de situaciones en las cuales una mujer tiene una relación estable con alguien quien la valora y respeta, pero prefiere una relación anterior tóxica, con un individuo quien la abusa y para esta mujer este tipo de relación, es la relación que “la llena”.
Lo mismo puede acontecer en el caso de los hombres, en ocasiones prefieren sentir que esa mujer fuerte y decidida, donde no hay un balance en la relación, que le anula, es la “mujer ideal”.
Existe un concepto que se ha venido haciendo presente que intenta explicar estas actitudes, que pudieran convertirse en patológicas, que se ha denominado “Insuficiencia Humana”, que no es otra cosa que sentir que lo que tengo para mí nunca es suficiente. Sin importar si tengo toda clase de lujos o estar rodeados por muchas personas, siempre “hay algo” que falta y generalmente no logramos entender que es eso que falta para “que nos llene”.
Resulta que desde que somos concebidos en el vientre materno, estamos dentro de un sistema que es absolutamente suficiente, nada nos falta para el normal desarrollo de nuestra existencia. Hasta que llega el momento de salir, ya que el espacio se hace insuficiente y enfrentamos el primer reto como seres humanos: el nacer vivos. Es el proceso evolutivo que se hace presente.
Al estar ahora fuera del vientre materno, comenzamos a sentir las insuficiencias, supongamos por un momento que el neonato tiene alguna afección que hace que su equipo médico tome la decisión de colocarle en una incubadora, desde ese momento las insuficiencias se hacen presentes, ya no se está abrigado y protegido como antes, ahora hay una dependencia de ciertos artefactos, que aún con la más novedosa tecnología, jamás podrá igualar el estar dentro del vientre materno.
Estas situaciones pueden codificar en el recién nacido que hay algo que desde el nacimiento le está fallando, porque “le quitaron” lo que le pertenece, ahora debe comer en un horario establecido, cuando, apenas hace un momento, siempre tenía su sustento.
El bebé puede codificar que cada vez que busca lo que me pertenece alguien sufre y desde ese momento se genera la sensación de insuficiencia que le acompañará toda su vida, hasta que concientice esta situación y por motus propio salga de ella.
Esta codificación genera la sensación que salimos a la vida a completarnos, lo que nos hace consumistas y acumuladores. Si lo analizamos, la naturaleza nos provee de todo lo necesario. Cuando siento que tengo que luchar por todo, comienzo a sentir que nada es suficiente, ello implica la búsqueda de la completud, pero resulta que la institucionalización de la insuficiencia es la pobreza, somos “pobres” porque algo nos falta y basamos nuestras relaciones en una búsqueda estéril, por siempre buscamos fuera, lo que debemos conseguir dentro.
Si a esta condición le agregamos padres quienes deben castigar a sus hijos para que “sean mejores” personas, pero frecuentemente entran en contradicción entre lo que dicen y lo que hacen, por ejemplo: “dile al vecino que no estoy” cuando ya le han castigado por decir mentiras, pareciera que para las personas quienes dominan la situación (adultos) todo puede permitirse, creando una gran confusión en la personalidad de niño que apenas se está formando.
Las personas con la mencionada afectación son propensas a “depender” de “un buen proveedor”, incluso si les abusa, ya que si en su más temprano contacto con el mundo real, ya tiene una codificación de que alguien debe sufrir para obtener lo que se quiere (no lo que se necesita), entonces sus relaciones serán basadas en esas premisas de dependencia, incluso preferir a quien le hace sufrir porque esa persona “si le quiere”.
La solución está en la gratitud, en la convicción de que todo está dado para ti, que tendrás en la vida todo lo que necesites, aunque no sea todo lo que quieras.
Figuras sin derecho de autor, tomadas de Pixabay.
Figura 1. Niña triste.
Figura 2. Muñeca.
Figura 3. Embarazada.
Figura 4. Bebé.
Figura 5. Cuerno de la abundancia.
Figura 6. Niño.