No todos los cachorros en el mundo animal nos causan esto, pero son muchos los que logran enternecer nuestro corazón hasta tal punto en que provoca tocarlos, abrazarlos y apretujarlos.
Claro que estamos hablando de los animales en sus primeros meses de vida, cuando estan pequeños e indefensos y tienden a ser mas curiosos y juguetones. Ya que por más que nos encante como se ven las crías de un leon, no pensamos mucho en abrazarlos cuando estos alcanzan la madurez.
¿Pero qué es lo que nos ocurre? ¿Por qué sentimos esas emociones tan fuertes por la mayoría de los mamíferos bebés?
Una cuestión evolutiva
El zoólogo austriaco ganador del premio Nobel Konrad Lorenz, quien estudió la importancia evolutiva y adaptativa de los comportamientos humanos (etología humana). Propuso su teoría denominada Kindchenschema (esquema del bebé).
Esta consiste en un proceso fisiológico generado luego del nacimiento, que tiende a garantizar el comportamiento maternal y familiar entre la madre y su cría. Lorenz aseguraba que los bebés humanos son adorables y tiernos por una razón evolutiva: para que sus padres sientan afecto instantáneamente y se hagan cargo de ellos.
Por lo tanto viéndolo de otro modo no se descarta la posibilidad de que la evolución de otras especies haya seguido el mismo camino.
Muchos animales poseen ciertos rasgos también compartidos por los bebés humanos: cabeza grande, rasgos redondos y suaves, narices chatas, frente abultada, mofletes gordos, ojos grandes y mentón pequeño.
Lorenz pensaba que somos víctimas de un truco debido a nuestra respuesta evolutiva hacia los pequeños bebés y que transferimos nuestra reacción al mismo conjunto de rasgos en otros animales.
La razon de que este tipo de rasgos físicos desencadene una respuesta emocional tan fuerte es que es fundamental para la supervivencia de la especie. El impulso de crianza en los humanos se dispara muy fácilmente porque los bebés requieren una enorme cantidad de cuidados, por lo que sentimos la necesidad de cuidar y proteger a las crias, aunque estas sean de otros padres.
Hay un instinto característico en los humanos -y en cada raza- para preservar su linaje. En lo que ayudan estos tiernos rasgos es en garantizar una mayor protección de las crías, lo que resulta en un mayor índice de supervivencia y de esta forma lograr tener una mayor descendencia.
Esto nos dice que aunque probablemente no vayamos a confundir un bebé humano con una cría de panda, sí tendremos el impulso de cuidar a este pequeño animalito peludo.
Mientras más rasgos adorables tiene un bebé más atención, tiempo y cuidados se le da, que aquellos que no comparten esas cualidades. Cosa que se puso a prueba en un estudio con un grupo de enfermeras encargadas de neonatos, aquellos con más piel suave y rosada, ojos grandes y mofletes gorditos tenían más atenciones que los demás.
Es increíble como el parecido en rasgos nos haga ver tiernos a las crías de animales, sobre todo a aquellas que nos parecen indefensas. Algunos conseguirán lindas a las crias de tortuga a pesar de compartir pocas de las características que más nos hacen ver algo como ''adorable'' pero eso también es una respuesta racional en nosotros que puede que muchos no compartan.
Recuerden, el que algo sea ''tierno'' va de la mano con el entorno en que nos encontramos, la cultura y las vivencias por las que hayamos pasado. Claro que nuestro instinto predomina un poco, pero nosotros como humanos vamos un paso más haya que eso.
Espero que hayan podido aprender tanto como yo sobre este interesante tema!
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Wow, que increible, excelente post, bastante informativo!
Que bien que te dejo un aprendizaje, eso me alegra un monton. Gracias por leer <3
Muy lindo y bueno tu post
Gracias! Planeo seguir publicando contenido de este tipo. 😳