ACTO I
La Llegada
Las nubes comenzaron a arremolinarse en el cielo, formando un vórtice. De este, rayos blancos chisporrotearon y en un momento la Octavian 2-26 se materializó y cruzó el portal. Sobrevoló unos segundos, descendió sobre una enorme roca donde sus motores se apagaron al tocar la superficie.
La compuerta a un lado de la nave se abrió y una mujer saltó fuera de esta.
Era joven y de piel morena. Su cabello era castaño y rizado, le llegaba a los hombros. Tenía un rostro ovalado con rasgos delicados, aparentaba menos edad de la que tenía. Vestía pantalones de cuero, una camisa manga larga de tela de ironnum adaptable al cuerpo y botas blindadas. Un arma enfundada posaba en su cinturón. Estaba agitada y llena de sudor.
Miró el vórtice con preocupación.
A su lado alguien apareció. Un joven alto y larguirucho de tez blanca, parecido a un ratón con ojos rayados. Su cabeza estaba rapada a los lados con un mohicano de color rojo en la parte superior. Estaba vestido igual que su compañera.
Ambos observaron el cielo, esperanzados.
Una segunda ola de rayos se generaron del vótice y el cielo fue atravesado por una figura alada. Una gran criatura que soltó sonidos extraños al viento.
–¡Sí! ¡Maldición, sí!– celebró el joven larguirucho, alzando los puños al aire. –¡Jokko, ciérralo!– gritó hacia la nave. –¡Ciérralo!
La fuerza que obligaba a las nubes a arremolinarse ya no ejercía poder y estas empezaron a disiparse.
El animal, un ic’lua, comenzó su descenso, sus grandes alas hacían zumbar el aire. Posó las patas sobre el suelo, era grande e imponente, de una longitud de cinco metros desde la punta del hocico a la cola. Tenía una cabeza de lagarto con pico, un largo cuello se unía a su cuerpo escamoso, la cola era larga y musculosa, sus patas traseras fuertes y con afiladas garras, las patas delanteras terminadas en dos garras con forma de gancho conformaban sus alas. Una alfombra de plumas amarillas adornaban su cuello, pecho y lomo, el resto de su cuerpo estaba cubierto por escamas azuladas. Tenía ojos salvajes y de un verde intenso.
Al bajar la cabeza la bestia dejo ver algo sobre su lomo, un jinete. El hombre bajó de un salto. Era joven y de piel trigueña, una barba de pocos días cubría su quijada. Tenía una camisa gris, jeans negros y mocasines. Un rifle clayvor descansaba en su mano. Estaba agitado, pocas veces volaba sin protección ni montura.
–¡Eso estuvo cerca!– exclamó con cierta ansiedad en su voz.
Soltó un carcajada nerviosa, lo que resaltó aun más sus rasgos asiáticos. La mujer corrió a abrazarlo, la idea de no ver a su amigo otra vez la aterró.
–Por un momento, temí que no lo lograrías.– le dijo con la voz quebrada.
– Fue divertido allá atrás– admitió mientras la soltaba. –, pero no iba a quedarme, Perseus los hubiera extrañado.
Miró al ic’lua sonriendo, este se acercó y soltó un gruñido suave. El jinete le acarició la quijada. Sus amigos se abstuvieron de hacerlo. El animal era sumamente peligroso, pero él y Perseus compartían un vínculo, uno el cual nunca se interesó en explicarle a sus compañeros.
–¿Dónde estamos?– se preguntó, mirando a su alrededor.
Los otros dos hicieron lo mismos. Habían llegado a las coordenadas que recibieron… y, no había rastros de nadie. Estaban en una zona montañosa, la roca en la que aterrizaron tenía una superficie azulada y parecía ser el pie de un risco que se alzaba al menos cien metros, escuchaban agua corriendo cerca. Los rodeaba un bosque de árboles con forma de trébol, con hojas purpuras. Estaba atardeciendo y el color amarillo del cielo se los decía.
–Estamos del otro lado del planeta.– intervino una voz proveniente de la nave.
Los jóvenes se voltearon a ver, en el marco de la compuerta estaba recostado Jokko. Un hombre musculoso de mediana edad, con la cabeza rapada y una poblada barba gris que disimulaba algunas de sus arrugas, aunque no podía ocultar las bolsas bajo sus azules ojos, cargadas con años de experiencias. Vestía una camisa deportiva y pantalones de estilo militar.
–Es un archipiélago– continuó Jokko, miró hacía la densidad del bosque. –. Sólo encontrarás kilómetros de océano rodeándolo– se rascó la barba. –, salvo la ciudad de Meriparia mil kilómetros al oeste y el puerto de Basilica ochocientos kilómetros al noreste. Es ideal par– ¡Ey!, ¿qué haces?– exclamó sorprendido.
De entre sus piernas algo asomó su cabeza. Una pequeña niña de no más de siete años se dejó ver con timidez, como si un conejo sacara la cabeza de su agujero. Parecía buscar algo y cuando lo vio salió corriendo de la nave. La niña era menuda, de piel pálida, tenía cabello negro, ondulado e increíblemente largo. Su nariz era pequeña y su cara redonda.
Se encontró cara a cara con Perseus.
–¡Calíope, cuidado!– dijo la chica de cabellos rizados.
El jinete la detuvo.
–Está bien.– le aseguró.
La criatura bajó la cabeza y miró a la niña con curiosidad. Calíope se mostró curiosa pero a la vez temerosa, extendió su mano lentamente. Perseus se dejó tocar, la melena de plumas de su cuello comenzó a bailar y de repente, acarició su hocico con el rostro de la niña.
Los jóvenes observaron, sorprendidos. El jinete no pudo contener una sonrisa. Se arrodilló al lado de la niña.
–Le caes bien.– le dijo con voz cálida.
Calíope lo miró con simpatía, el joven se sintió hipnotizado por sus ojos de celestes. Ojos que eran prueba de lo que la pequeña había tenido que experimentar a tan poca edad.
–¡Muchachos!– llamó Jokko. Cuando estos voltearon a mirarlo hizo un gesto con la cabeza para que se acercaran –. La baliza ya está encendida– informó. –. Nos queda esperar a que vengan a buscarnos, lo mejor será encontrar un lugar en el bosque para acampar. Podrían tardar horas.
El joven escuálido miró a su alrededor.
–¡No sabemos que podría haber aquí!– señaló inseguro.
–Por ello sería mejor no permanecer a simple vista– esperó alguna objeción, pero no la hubo. –. Sacaré algunas cosas para esconder la nave.
Dio media vuelta para sacar provisiones de la Octavian.
Los jóvenes se vieron las caras y estuvieron de acuerdo. Jokko era el de más experiencia. El escuálido se encaminó para ayudarlo con las provisiones… El jinete miró por encima de su hombro. Calíope jugaba con Perseus corriendo entre sus patas
–Si no fuera por la paga, nunca habría aceptado este trabajo.– espetó su amiga, intentaba ocultar su ansiedad pero se le podía notar en la voz.
El joven jinete pensó por unos segundos.
–Sea por dinero o no– admitió sin quitar la vista de su amigo y la niña. –, aun así aceptamos el riesgo cuando estuvimos de acuerdo en secuestrar a la hija de Marko Tiberino.
Fin del Acto I |
que interesante acto! @niklaus22
Y espero encuentres los siguientes aún más interesantes.
hermano me encanto la historia, aunque un poco turbado, pero se en el transcurso de esta historia fantástica todo sera despejado.
Por cierto esa descripción de esa criatura me pareció espectacular, esta muy bien descrita.
Esto fue para despertar ciertas preguntas al lector, algunas se irán respondiendo poco a poco. Me alegra que lo haya disfrutado, viejo.
Me gustó mucho la historia, es muy interesante y creativa. Estaré esperando próximas entregas pues me muero de la curiosidad por saber que pasará. Saludos.
Espero puedas encontrar las siguientes partes igual de buenas, o mejores. Gracias por leer.
Muy bueno hermano, espero desde ya el segundo acto!
La segunda parte vendrá pronto, viejo. Gracias por leer, que bueno que te haya gustado.
Ya te había dicho que me encantó, ya quiero ver como sigue la historia.
Y de verdad agradecí tus palabras. La siguiente parte vendrá próximamente.
@niklau22 tú imaginación es magia, hermoso relato esperando la 2da parte abrazos.
Muchas gracias, mi pana. Disfruto hacer volar la imaginación cada vez que escribo. La siguiente parte vendrá pronto.
espero que hagas la segunda parte de la historia, siempre me he preguntado si la gente de steemit escribe de su propia inspiracion, es excelente todo lo que escriben, hay tambien muchos poetas que escriben demasiado hermoso. felicidades nick.
Claro que más partes vendrán, traje esta historia con intención de contárselas hasta el fin y, así será. También es muy cierto lo que dices, aquí algunos parecen encontrar a su musa.
Siempre es un placer leer una historia original recién salida del horno
Y siempre es un placer recibir un comentario como este. Qué bueno que lo hayas disfrutado, viejo. Gracias por leer.
Como siempre trayendo un buen relato, te felicito. Mis saludos
Muchas gracias. Siempre me enfoco para que así sea.
Intrigante, espero poder seguir leyendo la historia, felicitaciones amigo muy buen post. Las imágenes son las apropiadas y el texto es exacto. Un placer leerte.
Qué bueno que lo hayas disfrutado, demuestra que la historia hizo su trabajo. Más partes vendrán pronto.
Buena historia y narrativa...
Muchas gracias, equipo @engranaje. Siempre es alentador recibir el apoyo de las comunidades.