Muy bien, hoy todo se fué al carajo.
Salí a la tienda por la mañana, iba en pijama cuando aquel Cadillac negro apareció y comenzó a seguirme descaradamente. Obviamente corrí, pero ellos conocían demasiado bien la zona, la ventaja del local, así que me arrinconaron en una callejón rodeado de reja. Del auto bajaron dos sujetos trajeados y con lentes obscuros, la pinta de un policía corrupto y pueblerino me alertaron de un peligro inminente. Uno se acercó, escupió al suelo y trono sus dedos, al estar cerca de mi, trató de golpearme, a lo que reaccioné doblando su codo y rompiendo su nariz. En seguida me lancé contra el segundo, el cual era un poco más gordo. Aquel sujeto trato de sacar un viejo revolver, pero su intención no pasó del intento. Lo sometí, tomé su arma y disparé a la pierna del naríz rota.
- Estás por hablar y decirme todo.
- ¿Qué mierda? Estás loco, soy policía.
- Eres un cerdo muerto, si no respondes lo que pido ¿Por qué me seguían?
- Vigilámos a todos los turistas.
- ¿Y los presigues? ¿Por qué me seguías?
- ¡Ah! El alcalde nos mandó. Cree que puedes estar buscando problemas.
- ¿A qué le tiene miedo?
En eso una sirena de policía sonó acercándose rápidamente. Tuve que huir.
Muy bien, cambié de hotel, esos imbéciles rompieron mi pijama, esto se volvió personal.