Guerra de muertos// Capitulo final

—¡Corre, corre! —le dice el líder a su esposa.

Sin armas, sin comida, sin amigos y sin medicinas... quedaron atrapados en el gigantesco bosque. Milagrosamente, la pareja pudo escapar de la fortaleza, en medio del escuro bosque acompañado de una espesa niebla, deciden volver a la ciudad. Estaban exhaustos, agotados, sin fuerzas pero con una gran esperanza de vida que los hacia continuar; de todas formas no podían detenerse porque los Zombis les seguían el rastro. Como si fuera poco, en el ambiente se podía escuchar desenfrenados gritos y gruñidos producto de los zombis, el hedor a muerto se podía respirar; era insoportable.

Después de una larga y extenuante caminata, llegan a la cuidad. El panorama no era nada agradable; pila de muertos en las calles y charcos de sangre inundaban las carreteras. Perdidos y sin rumbo fijo, solo les queda esperar. Buscan la manera de luchar por sus vidas, aquello se tornaba cada vez más difícil para ellos y lo único positivo de toda esta situación era que se tenían el uno para el otro.

Al líder, lo primero que se le ocurre es ir a la armería que estaba en la ciudad, así por lo menos tener con que defenderse. La cuidad estaba desolada, deshabitada y el reloj estaba en cuenta regresiva; ellos lo sabían, los Zombis del bosque los estaban persiguiendo, para su fortuna se alejaron bastante, sacando algo de ventaja. Llegando a la armería se dan cuenta de que hay una persona adentro, pero lo que no saben es que si es un Zombi o una persona. Con mucho cuidado y sigilo se acercan un poco más, cuando están lo suficientemente cerca se dan cuenta de que eso que esta en la armería no era humano. Tenía un agujero en su estomago y aún estaba de pie.

El Zombi de inmediato comienza a hacer unos ruidos extraños como si quisiera comunicarse con otros, la pareja escondida no encuentra forma de entrar, cuando de pronto, la esposa del líder deja caer una lata muy cerca de aquel monstruo y enseguida se les lanza encima; el líder tiene que enfrentarlo cuerpo a cuerpo.
El hombre empuja a su esposa lejos del enfrentamiento, quedando así tumbada en el piso viendo como a su esposo lo intentan comer, no se queda de brazos cruzados y enseguida se levanta, corre hasta la exhibición de armas para apoderarse de una de ellas, pero se percata de que ninguna tiene balas, mientras continua el forcejeo el líder cae al suelo perdiendo el conocimiento, debido al fuerte golpe que le propinó la caída.

El Zombi se le lanza encima y justo cuando lo va a morder se escucha un disparo… La milagrosa esposa aparece justo a tiempo dándole un disparo en la cabeza; una muerte inmediata. El cadáver, queda justo arriba de su esposo y enseguida se lanza para quitárselo, a pesar de la adrenalina la mujer no podía con el cuerpo del Zombi; la impotencia la invade, desesperadamente sacó fuerzas de donde no tenía para mover el cuerpo y lo logró.

—¡Despierta mi amor, despierta —Dice la mujer desesperadamente— No me dejes sola por favor te necesito!
Pasó unos cuantos minutos de agonía y después de unas cuantas cachetadas y golpes el moribundo hombre despierta.

—¿Qué pasó... estás bien? —Pregunta el aturdido hombre.
Ella después de darlo por muerto; con los ojos lleno de lágrimas le dice:
—Mi vida, pensé que te perdería… ¿Cómo te sientes?
—Un poco mareado y adolorido —dice quejándose.
Luego de reaccionar del todo, se da cuenta de su alrededor y pudo notar el cadáver que yacía al lado de él y se sorprende.
—¿Esto lo hiciste tu? —pregunta sorprendido.
Ella solo asienta con la cabeza llorando y luego le dice:
—Deberíamos movernos, hicimos mucho ruido.

El hombre con la ayuda de su esposa se logra levantar, Inmediatamente comienzan a buscar toda clase de armas que les sirviera para defenderse. Cargan todo lo que pueden y deciden caminar para otro sitio sin rumbo fijo, lo hacen de la manera más sigilosa posible. Cuando voltean hacia atrás, los Zombis del bosque estaban en la ciudad; no podían parar en ningún lugar «no había sitio seguro».

Siguieron su constante carrera por sobrevivir y huir del incesante ataque de los muertos vivientes, buscando la manera de esconderse de la horda que venía persiguiéndolos. A lo lejos se percatan de un faro que estaba casi al final de la ciudad y al líder se le ocurre una brillante idea. Disiden dirigirse a la gigantesca torre del faro para quemar unas cuantas cosas en la cima, para así, dar una señal de auxilio. Hasta ahora era la única idea que se les había ocurrido, mientras caminaban hacia la torre, fueron buscando algo que se pudiera quemar y que hiciera bastante humo y lo único que se puede considerar son los cauchos de los vehículos.

Sin pensarlo se dirigen hasta uno de los vehículos que se encontraban en la calle para buscar la manera de quitarles los cauchos. El maletero de unos de los carros estaba abierto y consiguieron las herramientas necesarias para retirarlos.

Mientras que el líder se encargaba de quitar los cauchos, la hermosa mujer cubría a su esposo, cuando de pronto, de la nada comienzan a salir Zombis por todos lados, la mujer sin dudar comienza a disparar, uno a uno fueron cayendo. En la armería pudieron conseguir de todo y gracias a eso contaban con un silenciador para sus armas.
Los Zombis todavía no los habían visto; no falta mucho para que se dieran cuenta.

—¡Apúrate! ya no tardan en venir, se darán cuenta de que estamos aquí, ¡vámonos! —dice la asustada mujer.
Solo dos cauchos pudo sacar el hombre cuando de pronto, los Zombis se dan cuenta de que hay carne viva y uno de los muertos vivientes empieza a producir un gruñido fuerte alertando a los demás.
—¡Listo amor suficiente, tenemos que irnos! —dice la esposa gritando.
El esposo amarra los dos cauchos con una cuerda que estaba en la maleta llenándolos de gasolina para llevarlos a la torre, mientras la mujer continua disparando dice:
—Ve tú a la torre, yo los voy a distraer, ¡CORRE!

Deciden separarse para poder cumplir su objetivo. La esposa quitando el silenciador de su arma comienza a disparar atrayendo a todos los zombis que puede, para así dejarle el camino libre a su esposo, corriendo todo le que podía con el peso de los cauchos llega a la torre y comienza a subir; el peso de los cauchos no era normal.

Llega a la cima y con un encendedor le prende candela a los cauchos, baja rápidamente para ayudar a su esposa que estaba en una carrera mortal. El líder llega justo cuando a su esposa se le acaban las balas, la ve en aprietos y le dice:

—¡Ven! Ponte detrás de mí… debes irte, Sube a la torre y no esperes por mí.
—¿Tu que harás? —pregunta con angustia.
—¡Tu solo anda mujer! —Le dice gritando— ...No hay tiempo.

Cuando pensaban que todo estaba perdido un helicóptero de rescate nota el humo ocasionado intencionalmente en la torre y deciden detenerse. De inmediato los rescatistas ven a una mujer corriendo hacia la torre y le lanzan una escalera de rescate para que suba al helicóptero. Ya en la cima de la torre comienza a subir la escalera, dentro del helicóptero ella desesperada les dice:
—¡Mi esposo esta allá abajo, debemos ayudarlo!

El piloto hace una maniobra para tratar de ayudar al hombre que no dejaba de disparar, el líder se da cuenta de que el helicóptero se está acercando a él, pero ya era demasiado tarde habían zombis por todos lados; ya hasta la escalera de la torre estaba repleta de muertos vivientes, para su mala suerte se le agotan las balas, tirando el arma al suelo, se arrodilla y ve a su mujer en el helicóptero; ya a salvo, con un gesto de despedida el líder ve a su esposa y le sonríe, para luego sacar una granada de su chaleco en medio de la horda de Zombis que lo devoraban.

—¡Noooooooooo! —la mujer grita destruida.

La explosión de la granada hizo tambalear el helicóptero. Los que están en el helicóptero abrazan a la mujer debido a que ella quería lanzarse para irse con su esposo. El helicóptero se dirige hacia un lugar seguro donde no hay infección para así darles los primeros auxilios a varias personas que ya habían rescatado.

FIN

Fuentes de las imágenes:
Portada Zombie Grupo Z Mujer disparando Sangre

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