Nuestro Señor Jesucristo nos creó para tener vida eterna y con un propósito maravilloso, pero el enemigo con engaños y falsedades consigue sembrar la maldad y la desobediencia, desde que Adán pecó somos humanos imperfectos y todos sus descendientes heredamos ese pecado, en el caso de Judas él no era hijo de perdición, pero cometió traición y fue allí donde le llamaron así, como bien lo explica el Hermano Eli Soriano de forma excelente (1 Timoteo 2:4).
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