Citando a uno de mis personajes favoritos de una de mis películas favoritas de la infancia: Joe en El Diario de la Princesa 2… “El corazón actúa por razones que la razón nunca entenderá”.
Cuando escuché esta frase de pequeña no la entendí, pero hace poco volví a ver la película y me hizo pensar en muchas cosas, especialmente en aquellas que son “correctas”. ¿Por qué coloco la palabra entre comillas? Simple, ese término me parece realmente subjetivo, y en el amor lo es más todavía. ¿Cuándo algo es realmente correcto?, ¿cuándo así lo establecen las convenciones sociales?, ¿cuándo te hace feliz?, ¿cuándo hace felices a los demás a costa de tu felicidad?
Dependiendo del contexto, de la persona, de las opciones; la decisión puede ser tomada basada en cualquiera de estas preguntas y esas no son todas las que podría haber…
La verdad me parece totalmente increíble como nuestro corazón puede reaccionar, cambiar, hacernos cometer locuras que, de otro modo, jamás nos consideraríamos capaces de hacer; y hace pocos meses me di cuenta de que definitivamente, nuestro corazón y nosotros mismos podemos cambiar, poco a poco, sin darnos cuenta; para al final darnos el último golpe y cambiar nuestra vida.
Hasta hace relativamente poco yo tenía pensado para mi vida un futuro, algún destino para mudarme (vivo en Venezuela así que es normal querer emigrar y hacer vida en otro país), tenía ciertas metas en concreto, personas con las que planeaba estar, etc. Pero mi corazón, el cuál sin darme cuenta, fue cambiando a lo largo de muchos meses, me hizo dar un total giro a mi vida.
Darse cuenta de que se está enamorado de una persona de la cual uno nunca imaginó más que una pequeña amistad; o peor aún, enamorarse de alguien cuando tienes una relación que a ojos de los demás va “viento en popa” es algo realmente difícil y fascinante. Es una travesía, en la cual es imposible no conocerse un poco más, revisarse y pensar: ¿Qué es lo correcto?
Darse cuenta de que algo va mal en tu vida, de que hay cosas que no te hacen feliz y que, de alguna manera, sin darte cuenta (o a veces sí) estás pegando gritos de auxilios a tus más cercanos es una clara alerta a la que hay que prestar atención. Reprimir nuestras emociones sólo puede hacernos más daño y hacer que cuando ya no puedas reprimirlas más, salgan de una manera que podría llegar a ser dañina, algo que traté de evitar en su momento cuando tomé ciertas decisiones.
Mi visión para mi vida se había esfumado, no me sentía feliz y completa, me sentía “confundida” (un eufemismo para decir que sabía lo que quería, pero no quería admitirlo porque se supone que no era lo “correcto” a ojos de los demás) y necesitaba con urgencia un cambio, uno que poco a poco llegó a mi vida y me cautivó profundamente sin necesidad de otra cosa sino de conocerlo poco a poco.
Nunca está de mas darse la oportunidad de conocer nuevas personas que enriquezcan nuestra travesía por este mundo llamada vida, especialmente si esas personas traen alegría, paz y nuevas experiencias. Lanzarse a la aventura puede ser la respuesta que necesitamos cuando nos sentimos perdidos, confundidos o incluso incompletos.
Si sientes que a veces tu vida pierde el rumbo, que ya no te sientes feliz con lo que estás haciendo o viviendo o que algo ya no encaja… No dudes en cuestionarte a ti mismo, apartarte un rato del mundo y evaluar todo lo que vives y sientes, y aceptar que a veces la decisión correcta no siempre es la más fácil (la típica enseñanza que nos daban las series que veíamos de pequeños). Tampoco olvides que aquel que se arriesga puede no ganar, pero el que no lo hace ya perdió y hasta se quedó con la duda de que habría ocurrido.
Pero también toma en cuenta qué, si los problemas que tienes pueden solucionarse con tiempo y esfuerzo, toma aire y ten la paciencia para buscar esa solución que puede ser sana y muy necesaria. Como dije al principio: todo depende del contexto, de las circunstancias y, sobre todo, de cada uno de nosotros. Nunca está mal pensar en el bienestar del otro, pero que eso jamás te lleve a olvidarte de tu propio bienestar y felicidad.
Tienes muchísima razón al decir que lo "correcto" es subjetivo, y yo creo que lo es aún más cuando se tratan de sentimientos, cuando se trata del corazón, del amor.
Es increíble la velocidad en como las personas cambian, y no nos damos cuenta, como nosotros cambiamos, y no nos damos cuenta, pero llega un momento en que nos damos un golpe, nos levantamos y reflexionamos sobre cuanto hemos cambiado...
Definitivamente, cuando se trata del corazón las cosas pueden cambiar tan lento a veces y tan rápido en otras que es increíble. Cada persona es un mundo, y todas las decisiones que llegamos a tomar en nuestra vida son precisamente las que la construyen. A veces es necesario darse un golpe para retomar nuestro camino y hacer bien las cosas.