En la vida es difícil encontrar verdaderos y valiosos amigos… Aunque he llegado a pensar que esto suele pasar porque nos enfocamos y desesperamos tanto por buscar uno, que no nos damos cuenta de lo valiosos que pueden llegar a ser los que tenemos; y que a veces los que creemos los mejores amigos; resultan ser personas tóxicas o envidiosas que al final no aportan algo a nuestra vida más que experiencias que nos ayudan a crecer como personas, por que al final de todo, una vida plena no sólo está compuesta por las cosas positivas; sino que se nutre de aquellos momentos y personas negativas que nos ayudan a evolucionar y a ser mejores. La verdad, me gusta mucho más ver el vaso medio lleno en este tipo de cosas.
Hace muchos años, aproximadamente 13, conocí a una niña. Era la timidez y silencio en persona, y solía ser molestada por los demás todo el tiempo. Como yo sabía lo que se sentía estar en su lugar y que ella no había hecho nada malo, saltaba a defenderla siempre y la consolaba cuando se sentía triste; y conociéndola me di cuenta de que era una niña muy tranquila, amable y cálida; a parte de que era por mucho la mejor dibujante que conocía a mis cortos 8 años. Yo solía preguntarle si había tomado clases para aprender a dibujar así y siempre lo negaba.
Su especialidad eran los animales y las criaturas mitológicas (especialmente los dragones), y los dibujaba todos los días para pasar el rato, y nos regalaba sus dibujos a los pocos amigos que ella tenía. A pesar de que ella no hablaba mucho, era excelente escuchando y siempre disfruté pasar el rato con ella, aunque eso significara sentarnos juntas mientras ella dibujaba y yo leía.
Los años pasaron y luego de complicaciones dentro de nuestro grupo de amigas, me quedé bastante sola al cumplir los 13. Pensé que ninguna me volvería a hablar, pero ella fue la excepción, fue la única que permaneció a mi lado sin condición; y unos cuantos años después, descubrí mientras conversaba con ella sobre el pasado, que ella realmente era la que más había tenido motivos para alejarse (al enterarme no dejé de pedirle perdón, pero ella no tenía ningún tipo de rencor, para ella todo había quedado atrás; porque, de todos modos, ella sabía que yo no la había lastimado intencionalmente y que ignoraba por completo su situación).
Eso me hizo apreciarla todavía más.
Siempre fuimos muy leales la una con la otra y trabajamos juntas en todo, aunque la otra no fuera buena en alguna materia.
En nuestros últimos meses estudiando juntas, yo estaba obsesionada con una saga de libros muy hermosos llamada Fairy Oak, que trataba sobre unas gemelas brujas. Leía los libros en clase todo el tiempo, y cuando descansaba de leer, se los prestaba para que los utilizara como inspiración para sus dibujos ya que tenían unas preciosas ilustraciones y ella estaba empezando a dibujar personas.
Un día ella me pintó como una bruja (no recuerdo exactamente el motivo) pero si puedo decir que se inspiró tanto en los libros de Fairy Oak como en mi obsesión por Harry Potter, y la verdad, es mi favorito de los pocos dibujos que han hecho de mí. Siento que de algún modo ella capturó de manera fiel (a pesar de que es una caricatura sencilla) mi persona interior y lo que de pequeña soñaba ser (por muy infantil que pueda ser).
Hace varios meses que no he podido ver a mi amiga, pero la recuerdo todo el tiempo con cariño. Su dibujo está colgado en mi pared y cada vez que lo veo recuerdo que ella era una de las pocas cosas positivas de ir al colegio durante los últimos años que estuve ahí. Y los buenos amigos que conseguí en la universidad a veces me recuerdan a ella. Amigos verdaderos se cuentan con los dedos de una mano, y ahora que lo pienso, sólo hacen falta unos dedos sobre un teléfono para demostrarle a esas personas que queremos que aún nos acordamos y queremos saber de ellos.