Antonio Ferrosa además de cartero, era poeta. Ferrosa que parecía un Hermes perdido en la bruma de la urbe, un mensajero de los secretos del pasado, seguía un programa determinado todas las mañanas, recién el astro se elevaba, con la camisa azul planchada y el bigote negro peinado en las comisuras. Al verlo en la hora de los sonámbulos, cuando la niebla difumina los contornos, levantaba mi mano en acto de salutación, a su “Épale chamo, vas tarde” Luego lo veía andar con su bandolera verde-sucio al hombro, olvidándose que era una sombra del pasado, que su servicio era inútil, un ritual de nostalgia, frente a los nuevos computadores y los mensajes en línea. Sin embargo, en uno de esos encuentros casuales, vi trotar hacia mí a Ferrosa. El viento frío de la madrugada recorría los troncos huecos y hacía latir la vegetación amarillenta. Lo esperé al pie de la residencia, los departamentos se elevaban en rápida sucesión, una escalera de titanes que desaparecía al cielo.. “Mira a esa no le escribas más. No te responde ninguna de tus cartas. Soy yo quien lo hace. Me da lástima ver cómo te fajas escribiendo. No le pares, es más, las mujeres van y vienen”. Es cierto que su voz sonaba apesadumbrada, me recordaba un poco a las viejas historias que contaban los tíos en las reuniones familiares, en donde todos se tutean a base de “compadre” y “carajito”. A pesar de todo, esa declaración de falsificador no me tomó por sorpresa. Amanda y yo en una fantasmagoría romántica—después de ella ser partícipe de ese éxodo que asoló el país— habíamos quedado en escribirnos por el viejo método tradicional que tanto había inspirado a los poetas hace un siglo y del cual Antonio Ferrosa parecía ser uno de sus antiguos oficiantes. Sabía que en un primer contacto con el viejo continente quedaría cautiva de esa magia ancestral.
Asentí con la cabeza baja, porque parece ser que aun cuando uno espera los golpes, igual no se los espera. Poniéndome una mano en el hombro, me susurró: “Bienvenido amigo. A mi también me jodieron ese corazón. Que va, no le pares. Vamos a tomar”. Ese día, un lunes a las seis de la mañana, llegamos a una plaza que servía de terminal subrepticio. Allí había un amigo de Ferrosa que nos delegó lo que las licorerías cerradas a esa hora nos negaban. Y sentados en un banco viendo despedirse, en sombras envueltas, a las familias que partían hacia “Cúcuta” Ferrosa me alargó un poco de su historia. Su voz me transportó a ese amor que tuvo de adolescente, que lo llevó a reunir un pasaje apurado para irse a casarse al Táchira. “La había conocido en un viaje que hice con mi tía dos años atrás y quede prendado chamo. Así que me entró un no sé qué y me embarqué para allá” Su desilusión al llegar a un pueblo alejado del que no conocía nada, “era como estar en otro mundo, nunca había ido lejos tan solo y esperaba encontrarme a mi tía en cada esquina. Eso es malo. Sentirse perdido. Al final la encontré y le canté una serenata que yo mismo le compuse, pero María no se acordaba de mí. Me miro extrañada con sus ojos negros. Si un día haces algo así chamo, asegúrate que la otra persona te ama también”. Pero no fue eso lo que me hizo hoy escribirte sobre Ferrosa, ya que una tarde así como aparecía renqueando la colina, desapareció. La memoria de un tiempo remoto. Si no por lo que me dijo al ver el último autobús salir al destierro. “Pero mira tú. Cuando ya me regresaba a mi casa, jodido, me detuve a observar. Ahora te lo digo jugando, pero el dolor era tanto que pensé que nunca me repondría. Aun así, viéndola entrar a su casa, sentí que el tiempo se detenía. Lo podías tomar como un fruto maduro. Ella existía y existirá a perpetuidad. No puedo explicártelo chamo. Pero un día te inundará algo. Es como un estallido de vitalidad. Una marea gigante. Y entonces sabrás que el amor de tu vida se ha marchado. Pero no estarás triste, tú tendrás la plena seguridad, créeme, de que ella vive aún. En una tarde. En una noche. Donde mejor la recuerdes.
Mientras decía esto pensé en tus llamadas después de cenar, en sintonizar el mismo programa en la televisión, de tararear la misma canción, de las confesiones que en voz baja, porque todos dormían, me hacías. Pensé en aquella vez en que aventurándonos subimos a tu azotea para ver el atardecer. Me pediste que te mirara a los ojos y como si estuviera dentro del mar aguantara la respiración. Y el mundo se convirtió en un extraño rumor que sonaba a lo lejos. Yo estaba hundido en la felicidad que reflejaba tu mirada…. estoy hundido.
muy buena historia.
Te recomiendo escribir en parrafos.
Dejando una linea entre parrafos y parrafos. Para que sea más facil para el lector.
Saludos de @pepiflowers
Gracias por pasarte amiga, y claro, ya lo pondré en practica. Gracias por la recomendación.
Qué buena historia, @poesiaempirica. Me atrapó. Eché en falta más divisiones de párrafo. Gracias por publicarla.
Gracias amiga, para mi siempre es un honor tenerte por aquí. Gracias por la recomendación, la tendré en cuenta para mis siguientes post. Un abrazo grande
¡Me ha encantado, tienes mucho talento! Logras una narración que sencillamente me atrapó de principio a fin, pude sentirme en tus letras y para serte honesto hermano, que dolor de pecho tan fuerte en el lado izquierdo me transmitiste. Debe ser que estoy hundido también, pero lo haría mil veces más si me dieran a elegir. ¡Sencillamente excelente, esto es arte y del bueno, es real!
Gracias bro, de verdad me complace leer tus comentarios. Captas muy bien lo que quise trasmitir. Siempre es bueno tenerte por aquí. Un abrazo amigo
No se que es mejor, si el poema o la historia que cuenta, que talento hermano. Empiezo a seguirte y upvote para ti, saludos
Gracias hermano, me alegra muchisimo que te haya gustado. Todavía no creo cuando me lo dicen. Un abrazo
¡Joder! Pero que buen relato. Pocos como tú en esta plataforma (y ya he leído a algunos). Me atrapaste y me dejaste sin palabras. Yo también escribo, por si te quieres dar una vuelta por mi blog. Un gustazo leerte.
Este comentario me ha hecho muy feliz. Gracias, de verdad. Claro, con un gusto paso a leerte. Gracias por leer y comentar. Un abrazo
Muy bien , algo nostalgico jajaha , nos vemos en mi blog saludos
Gracias por pasarte, me alegro que te haya gustado ;)
Que talento luigi, bendiciones
Gracias hermano ;)
"Me pediste que te mirara a los ojos y como si estuviera dentro del mar aguantara la respiración. Y el mundo se convirtió en un extraño rumor que sonaba a lo lejos. Yo estaba hundido en la felicidad que reflejaba tu mirada…. estoy hundido." Vivencial
P.D puedo facilitarte links para embellecer la estructura del texto, ubicame por discord 😎
Muchas gracias, si claro, ya te escribo. Un abrazo
Me gustó mucho este hermano, espero la siguiente bitácora nostálgica.
Un saludo!
Saludos bro. Claro, seras uno de los primeros en enterarte como siempre. Gracias por pasarte, éxitos.
Me encanta la fluidez y la conexión que haces con los sucesos. Me estoy haciendo fan de tus bitácoras nostálgicas. ¡Saludos!
Gracias amiga, me siento muy feliz que disfrutes a leerlas ;)
Brutaaal hermano! éxitos para ti
Gracias hermano, éxitos