La sangre oscurecía la tierra blanda. Los cuervos volaban bajo y alrededor oliendo la carne en putrefacción. Sombríos y negros como la herida.
Sollozaba mientras intentaba taparse la herida con los dedos sucios pero solo manaba sin cesar; intentando contener el mar rojo. Frustrado comenzó a golpearse la pierna con rabia, enfurecido por no poder continuar, pero no sentía nada mas allá del miedo.
— Al final no hay nada... al final no hay nada... al final no hay nada...
Jadeaba mientras intentaba seguir arrastrándose por la arena. Siguió arrastrándose, con sus manos rojas a causa de la sangre y el sol, hasta que cayo exhausto. La arena le beso los labios agrietados.
Volteo la cabeza hasta observar el bulto negro a la distancia al final de la linea roja dejada tras de si. Oía claramente el graznido de placer de los cuervos y el zumbido tonto de las moscas que cubrían la mortaja oscura del cuerpo de su hermana tendido a lo lejos.
El pensó dejarse morir y que le arrancaran los ojos y lo devoraran en un ultimo dolor de rendición.
Intento seguir mientras miraba el cuerpo negro.
— Perdón. Estaremos juntos de nuevo, como antes — cerro los ojos y creyó en Dios con todas sus fuerzas, en unas manos piadosas tendidas para el para la paz. Al fin había entendido la fe, solo era dejarse caer a la nada y creer, confiar.
Sintió alivio por ese pensamiento. Era un remanso de luz.
Luego recordó el vestido azul de su hermana, de la pequeña Loys.
Pero ya no había azul, solo negro.
Un cuerpo negro. Un cielo negro. Un Dios negro.
El alivio se trasmuto en una rabia contra todo, y la desesperación lo inundo. Intento arrastrarse con el perdón colgándole de los labios mientras balanceaba lo que le quedaban de piernas, en un carnaval de pus y sangre.
Mas adelante volvió a caer en la tierra serena, sin viento. Y le dio miedo morir.
No podía mirar atrás mientras pensaba en imágenes funestas, en una gran asamblea de cadáveres riéndose de el, en la imponente sombra que se cernía sobre el mundo, y tuvo la certeza de un infierno como un hoyo sin retorno, como una zanja profunda y mientras entre todas estas imágenes buscaba la de las manos tendidas ofreciéndole agua, murió.
El sol estaba alto, el cielo era solo luz. Pero aun así, la sombra de un hombre se recortaba contra el horizonte contemplando los dos cuerpos. Lloro. Habia llegado tarde.
No soy muy fanatica de este tipo de cuentos tan oscuros pero este esta muy bien escrito, felicidades!
Muchas gracias por el comentario y por tomarte la molestia de leer. Espero leas más post y me des críticas para seguir mejorando que es lo que más quiero. Gracias
No hay problema, ya te sigo, estare atenta a tus posts, para no perderme de las novedades :)
Es realmente triste.
Gracias por comentar. Si, es algo triste la verdad pero imagine que era lo que se sentiría estar en esa posición. Invito a leer mis otros post. Un saludo