Saludos mis Amigos Steemians, en esta oportunidad les traigo un relato que nos sucedió a mi padre y a mí entre los estados Anzoátegui y Guárico.
"Este relato ocurrió hace unos cuantos años y andaba en compañía de mi padre cazando. Nos dirigimos a una finca donde según otros cazadores salía el venado que daba miedo. En esa mañana fue entonces cuando nos dispusimos a ir a revisar las lagunas, para ver los sitios donde posiblemente se iba a velar esa noche, escogimos uno que aunque boscoso y algo tenebroso nos llamó la atención por las múltiples pisadas que había. Mi padre me dijo: “este es el sitio perfecto” y regresaríamos a ese lugar como a las seis de la tarde para acomodar los aperos pertinentes para velar en el árbol. Nos regresamos al caserío donde aguardamos hasta la hora pautada, cerca de las 6 de la tarde estábamos ya en el sitio previsto y comenzamos a arreglar todo, cuando de pronto comienzo a sentir unos extraños escalofríos pero no le comenté a mi padre sino como a las 8 pm cuando estos se hacían más frecuentes y solo me contestó: “¡Eso debe ser por la emoción!”, seguí observando las figuras que se hacían entre las matas y me di cuenta que la luna estaba más brillante que de costumbre. Jamás pensé que todo esto sería como una advertencia para que nos marcháramos del lugar. Pero seguimos puesto a la orden del objetivo centrado.
Pasaban las horas y no llegaba ningún animal. A eso de las diez de noche y en pleno bosque comienzo a divisar, tan clara como si fuese de día, una comunidad de indígenas. Sin pensar nada malo aún y creyendo que son alucinaciones del cansancio y fastidio de tanto esperar en el lugar, me froto los ojos para despertarme, creyéndome dormido y cuando vuelvo la mirada a ese lugar estaban los indios viéndonos fijamente donde estábamos, en ese momento me pregunta mi padre: “¿Qué tienes?” Y le contesto: “Nada”, para no asustarlo.
Terminando de decir, los indios desaparecen de donde estaban y aparece un venado grande debajo del árbol donde nos encontrábamos tratando de subir y lo más impresionante es que este animal caminaba en dos patas, comenzamos a rezar y cuando se perdió en el bosque nos bajamos despavoridos y nos fuimos a la casa en plan de carrera sin voltear siquiera a ver dónde habíamos dejado la escopeta, a escasos metros de la laguna y mientras corríamos escuchamos un ruido ensordecedor que casi nos deja inmóviles pero continuamos y al llegar a la casa los ancianos que nos recibieron al vernos tan asustados, sudorosos y temblorosos se acercaron y se dieron cuenta que estábamos prendido en fiebre, no sé si por la impresión o por aparición maligna que había sucedido. Ellos como pudieron agarraron agua bendita y una ramita, no sé de qué planta y se dispusieron a rezarnos porque decía que si no se hacía el rezo inmediatamente el espanto nos podía llevar. Desde allí dejamos de frecuentar esos lados para ir a cazar y aprendimos cada vez que se salga de cacería, siempre se debe pedir permiso al monte con la oración del conjuro y que nunca debe faltar tabaco, limón, ajo y por supuesto un poquito de agua bendita en la mochila."
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Esta buenisima la historia!!