La miraba desde mi ventana, mientras olfateaba el rico aroma de las flores y las mariposas se posaban en las macetas de mi balcón. De pronto, me preguntó ¿ y esa niña, quién será? , juega sola, habla con sus muñecas,logro escucharla cuando les dice “ nunca dejen de soñar y busquen siempre su destino”, pienso que será una buena maestra, tiene el don y el talento, si seguro es lo que quiere ser . Pero, ¿ por qué siempre allí sola?, día tras día hace lo mismo, y a pesar de todo se le ve muy feliz.
Por un instante, un frío intenso recorrió mi piel, tuve que tomar un abrigo, y un chocolante caliente, sin embargo seguía allí contemplando desde mi ventana a aquella niña, que ya no era tan niña, ya había crecido, estaba allí sola como siempre, ya no con sus muñecas, sino leía en una banqueta, logro ver a los lejos y se trataba de un hermoso cuento “El Caballero de la Armadura Oxidada” de Robert Fisher que interesante, ese es uno de mis cuentos preferidos, me dije esa chica, tiene un gran futuro.Pero, un miedo me abordó, ojalá no le ocurra lo que a mi, ojalá supere sus miedos, ese libro la ayudará lo lee a buena edad. Caían las hojas de los árboles, y allí seguía en aquella ventana, la vi otra vez ya hecha mujer, pero esta vez me miraba y me dijo : “ En esto nos convertimos” y un trinar de los pájaros recordó que ya era la hora del té con mi bella familia.
Fuente : https://viajeroslatinos.blogspot.com/2012/04/viajando-en-tren.html