Podemos fácilmente asegurar que el arte ha cambiado y continúa cambiando con el paso del tiempo. Si en épocas pasadas se comprendía claramente lo que era una obra de arte, pues actualmente la comprensión se ha hecho bastante difícil. Están considerando con mayor frecuencia las obras de arte como un instrumento o un accesorio que se utiliza para analizar la evolución de la sociedad humana y cada vez es menos considerado como algo estético. La estética puede comprenderse un poco en el siguiente texto:
“El origen de la palabra estética está relacionado con aquello que se refiere a los sentidos y a las sensaciones. En realidad, es este un origen etimológico. De modo que, para unos, la estética abarcaría también los perfumes, la gastronomía e incluso la pornografía. Cabria todo lo sencillo y tal vez lo sentimental pero dejaría de lado una belleza más intelectual o espiritual. Sin embargo hoy día parece más lógico pensar en una estética que comprenda no solo las emociones y las sensaciones, sino también las ideas e incluso las acciones, siempre que esta contenga belleza y presente un cierto contenido estético. “[1]
El significado del arte sigue siendo un enigma y ha sufrido infinidades de cambios a través de los siglos. Seguimos sin un concepto claro unilateral que defina la palabra, ya que en la actualidad para muchos no es muy claro lo que es el arte: “Pero la teoría, es preciso confesarlo, está muy en el aire y en todo caso, nunca ha sido llevado hasta el fin y demostrado en detalle.”[2] Tampoco en la prehistoria, ni en el arte antiguo (Egipto, Mesopotamia, América, África, etc.) se tenía un significado para el arte. El término arte se originó en la antigüedad clásica grecorromana, siendo la primera civilización en dar el primer significado del arte:
“El territorio del arte es enigmático, fluctuante, movedizo. Cuando uno cree tenerlo entre las manos se volatiza, se escapa. Nadie sabe por qué el fenómeno de la creación aparece y desaparece, por que se da como acontecimiento colectivo en ciertos momentos ni por que escoge de pronto una o dos figuras cimeras capaces por si solas de llenar una época. Por qué cambia de modo tan inesperado sus leyes. Por qué decae o se hace más intenso y profundo en ciertos periodos. Por qué puede convertirse en un hecho unipersonal en todas partes y los centros de concentración creadora volverse improductivos y yermos. Es como si desafiara toda posibilidad de codificación abierto del modo más insospechado hacia el devenir. (…) Decir que en eso se asemeja a la historia, que es paralela a los aconteceres de destino de los hombres no lo resuelve. Esto porque entre lo uno y lo otro hay siempre un proceso de transposición, un modo de que algo se torne cosa diferente de manera constante y distinta.” [3]
En la antigüedad se utilizaba la palabra arte para describir la habilidad de realizar tareas según reglas aplicadas a conciencia y no por simple intuición. Pertenecían al arte los oficios artesanales como la costura y la albañilería al lado de las artes plásticas, y también la lógica, la aritmética y otras ciencias que se apoyaban en reglas. En un principio no se consideró ni la música, ni la poesía como arte, ya que ambas dependían de la inspiración y expresaban los efectos subjetivos, en cambio, la relacionaban con el campo de los sacerdotes y profetas. Aristóteles, en el siglo IV a.c., formuló las reglas del ritmo poético y así integraron la poesía a las artes. En Grecia en el siglo V a.c., descubrieron las reglas de la armonía musical comenzando a contar los sonidos, se reconoció inmediatamente a la música como arte.
También dividieron las artes no por criterios estéticos sino por el esfuerzo físico que se necesitaba para realizar alguna obra. Por lo cual, las artes quedaron dividas en: 1. Artes Liberales. Exigían poco esfuerzo físico. Entre estas encontrábamos la gramática, la retórica y la dialéctica que formaban el trívium. También estaban la aritmética, la geometría, la astronomía y la música que formaban el quadrivium; 2. Artes Mecánicas. Exigían un esfuerzo físico más que mental, entre estas se encontraban la albañilería, la costura, la arquitectura, la pintura, la escultura, etc.
En la edad media continuó la división de artes liberales y artes mecánicas. Durante este tiempo las artes plásticas fueron excluidas del grupo mecánico y colocadas en un punto intermedio entre las artes liberales y las artes mecánicas. En el siglo XVI empezó a considerarse que la arquitectura, la pintura y la escultura eran actividades que requerían no solo habilidad, sino también un tipo de concepción intelectual, como señala G. Vasari: “La pintura, la escultura y la arquitectura eran hijos del diseño”. [4] Debido a esas confusiones consideramos a este periodo como una época de transición, ya que ni siquiera se supo argumentar lo que se pretendía. A fines del siglo XVII:
“Se aceptó sin vacilación que la pintura, la escultura, la arquitectura, al igual que la literatura, pertenecían a la categoría de las artes liberales, desligándolas completamente de la artesanía. Más o menos paralelamente, se comenzó a discutir sobre la legitimidad de la ubicación en este grupo a la aritmética y la lógica, que parecían relacionarse más con la ciencia y mucho menos con el arte en la nueva acepción de la palabra.”[5]
Estas discusiones fueron muy importantes para llevar al arte a nuevos conceptos más lógicos para los posteriores siglos, desmembrado a la ciencia del las artes, para ser evaluadas como entes individúale y diferentes. En 1746, Charles Batteux estableció el principio de las bellas artes. En las bellas artes de Batteux están: la pintura, la escultura, la poesía, la música y la danza. En el siglo XVIII se inició el periodo de la ilustración, dando independencia al artista.
El arte se comienza a separar de las instituciones y comienza a regirse bajo los valores del artista. En el siglo XIX comenzó el cambio terminológico ya que las artes eran solo las bellas artes y las otras actividades ya no lo eran, con el tiempo se perdió el término bellas y quedo como lo conocemos hoy día, artes. Tiempo después la lista sufrió cambios aceptando la presencia de la fotografía y el cine.
Fuentes:
[1] BLANCO, Pedro: Estética De Bolsillo, Ediciones Palabra. S.A, Madrid, 2001.
[2] BAILEY, Cyril: El legado de Roma, Ediciones Pegaso, Madrid, 1956.
[3] OTERO, Alejandro: El territorio del arte es enigmático, museo de arte contemporáneo de Caracas, Caracas, Julio 1990.
[4] GRADOWSK, Anna, Cristóbal Rojas. Un siglo después y otros ensayos, Fundación galería de arte nacional, Caracas, 1982.
[5] IBID.
Muy completa tu explicación, muy bien mencionas el arte, no solo esta presente, en la pintura, música, cine, etc, esta presente en nuestras vidas, el arte es la demostración del alma, es nuestra visualización, de como nos sentimos, saludos. Maria