Sonrisas desesquilibradas

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Este relato algo bizarro, vino de otra charla que pude oír en mi guardia de voluntario de rescate y se me vino la idea en conjunto con el anterior relato que he publicado

Como siempre espero que sea de su agrado la lectura y no sueñen cosas espeluznantes

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Alfonso alias el Guatanero había sido el pran de la cárcel desde hace unos 5 años y con tan solo 22 años.Su registro de asesinatos iba más allá de 1000 personas, todas ejecutadas sin piedad, simplemente porque le caí mal, por como lo veían, por robar o por meterse con alguna jeva suya.

Lo llamaban Guatanero porque había sido su primer oficio a los 13 años, cosa que realizó con la mejor eficacia posible.

A él siempre lo habían considerado un demente por descuartizar a las personas como si fueran animales y eso infundía un miedo a los demás atroz. Porque cuando liquidaba a una persona lo hacía sonriendo.

Hasta que a la cárcel se esfumó esa reputación con la llegada de un violador apodado El General, a todos les crespo los nervios en la prisión. Por siempre andar sonriendo como un enfermo, no importa cuántas palizas le propinaban se ponía a reír como un demente, como si gozara del castigo. Por ende, al final dejaron de hacer maldades con el nuevo miembro.

Sin embargo, el Guatanero no podía dejar las cosas así, había unas leyes que se debían regir. Violador que entrara, violador que acaba muriendo.

Entonces tomó cartas en el asunto y procedió llevándoselo al centro de toda la cárcel, para que todos tanto policías como delincuentes vieran el destino final del violador. Su objetivo era demostrar que solo el podía ser el desquiciado en ese lugar. Comenzó a darle tremendos golpes que resonaban en toda la cárcel, podían hacerse oír entre los gritos enloquecidos de todos los reos.

De los labios del violador sobresalía sangre, pero seguía sonriendo y eso le aterrorizo por unos momentos al Guatanero, no importaba que tanta fuerza imprimiera, nada sentía aquel tipo completamente pasivo a la tortura.

Entonces ya completamente aterrorizado por ese comportamiento anormal inicio la carnicería, alzó su cuchillo favorito para perpetrar una y otra vez el pecho del violador. Por fin el Guatanero se encontraba satisfecho, esperaba escuchar los gritos tan ansiados. Cuando escuchó los chillidos fue el preámbulo para el despellejo, como si fuera un cochino, pero algo paso en ese momento. Los chillidos no eran gritos, eran risas del violador que iban en aumento como un loco. Inmediatamente los pelos de todos los presentes se crisparon del miedo.

El Guatanero desesperado clavó el cuchillo en el estómago y luego sacó el arma manchando de más sangre todo el piso sucio. Su objetivo era sacarle algún órgano para que todos vieran que era una persona normal, estaba asustado, pero la ira lo impulsaba también.

Cuando metió la mano para sacarle, aunque sea el estómago algo le mordió la mano. Una extraña protuberancia se había manifestado en el cuerpo del violador, muy adentro y al sacarla mano se vio una especie de criatura en forma de serpiente amorfa, esta fue extendiendo toda su boca con todos sus dientes y con los ácidos internos fue disolviendo la carne del pobre perpetrador.

La acción rápida de los testigos fue correr por sus vidas, la atmósfera que reinaba en la prisión se había vuelto más tétrica de lo normal, nadie salió a la ayuda de los gritos del antiguo jefe de la cárcel.

En segundos el pobre Guatanero fue comido por el extraño cuerpo del violador, que iba mutando a cada instante y fue allí hasta donde el Guatanero llego con su carrera como delincuente.

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