No puedo escapar de lo que me dice.
-¡CÁLLATE!
Grito, pero lo sigo escuchando, una y otra vez, hasta caer en el hueco que ha cavado para mi.
Allí hay muchas serpientes de rostros familiares, sus voces son dulces mientras hieren mi cuerpo.
Me agarran de las piernas, rasgan mis ropajes ropa y drenan conmigo todo su veneno.
Cada vez es algo distinto, algo que se encarga de hacerme daño.
Siempre logro salir, pues mis piernas son largas y me lleno de fuerzas en la oscuridad de ese infiernos sin llamas que puedan quemarme.
Aguanto el dolor de mi piel que se estira.
No logro que su voz pare.
Cuando yo entreno el también lo hace
Se alimenta de mi luz.
Si me hago grande el también se agranda.
Vuelvo a correr al escuchar su voz, escucho son pasos justo al pie de mi oído, no puedo explicarlo.
Simplemente corro.
No logro escapar, me hunde nuevamente, porque me dejo, porque me conoce demasiado bien, sabe como llevarme hasta el vació.
Aunque esta vez no dejo que termine su trabajo, no dejo me lanzo, no me dejo caer.
Recuerdo que nuestra lucha es equivalente, y con ello comienza un cambio, ahora no soy el único que siente miedo.
Me golpea fuerte con sus palabras, empieza a destruir mi ego, pero comienzo a gritar fuertemente, porque si yo escucho su voz el puede escuchar la mía. Lo sé.
Ahora hay silencio, aunque se que sigue ahí.
Siento su respiración en mi nuca.
Ahora es mi turno, recito mis mantras como un león rugiendo en la sabana, me conecto con cada célula universal. Quiero que me escuche, que me sienta.
Es capaz de llevarme al abismo, y yo soy capaz de hacerlo ascender.
Algunas veces los planetas se alinean para darle poder, pero así como yo le doy fuerza, su fuerza me da poder a mi también.
Sigo elevándome para que lo haga conmigo, así ninguno volverá a caer en la oscuridad.
La lucha es eterna, pero mis armas son distintas, puedo enseñarlo a cambiar.
Quiero que siga adsorbiendo mi luz, pues en algún momento no podrá consumirla más, en algún momento tendrá que iluminarse.
Mis mantras hacen eco en el Universo, chocan con los meteoritos y regresan a mi.
Voy creando mi propio sistema, mi propio sol, donde todos mis estados se nutran de esa luz.
Ahora no es el único que habla, no es la única voz que se escucha en mi cabeza.
En ocasiones logro sentir la paz, lo arrastro a la iluminación, esperando que perdure para siempre.
Gracias por leer, Steemians.