Y entonces, es en estos momentos de soledad que me regala el día donde de pronto, comienzan a llover ideas en mi mente; mientras estoy sentada en el escritorio de la oficina que al parecer se ha vuelto mi fiel amiga, es aquí donde comienzo a fragmentar mi vida diariamente y comienzo a analizar cada aspecto de ella.
¡Sí!, definitivamente soy alguien que analiza demasiado las cosas y por eso a veces se me complica todo sin necesidad, ¡vaya! que mi esposo estará feliz de leer esto y se que pensara «pues si mujer tienes razón, que bueno que lo asumas». Pero es que a veces, me es tan difícil no sentarme a pensar en las cosas de la vida y de cómo tomo su rumbo, quizás no el que se quería pero si el más apropiado.
Un rumbo que comienzas, a querer y a encariñarte con él, y al más mínimo cambio te tambaleas y es allí, donde debes actuar rápido; «si te adaptas y te repones a tal cambio, o comienzas a cargar la cruz por tiempo indefinido». Es aquí donde a veces fallo, tiendo a recuperarme poco a poco de ciertas cosas, el ánimo comienza a bajar y el enojo o tristeza empieza a aumentar, la sensibilidad aflora y a veces hasta las lágrimas brotan en los lugares menos apropiados o frente a las personas incorrectas.
Estoy muy segura de que estas cosas no me suceden solo a mí, y que parte de todo ese “tren emocional”, nos sucede a casi todas las mujeres, el asunto está, en saberlo manejar y salir victoriosa o victorioso de ello, pues los hombres también sienten y padecen; de ejemplo podría poner a mi pequeña hija; Rosa Isabella apenas tiene 2 años y a veces la observo y pienso, «caramba pero que niña tan dramática» o «Dios será que me mandaste una igual a mí para que me viera en ese espejo».
Y la verdad es, que aunque físicamente no nos parecemos, mi hija en su temperamento tiene algo similar al mío, ahora mi tarea como madre es, saber guiarla y enseñarle como manejar las cosas a medida que vaya creciendo.
A propósito de todo esto que escribo, quizás para ustedes queridos lectores no vaya a tener ningún sentido. Pero para mí representa mucho, a veces no tener con quien hablar de estas cosas hace que me sienta ahogada, y escribirlo me libera de esa tensión que siento acumulada y me hace sentir mejor.
La verdad agradecida con quien haya llegado hasta acá, leyendo todas estas palabras sin sentido y sin juzgarme por escribirlas, solo me resta decirles, que cada uno de nosotros somos seres MAGNÍFICOS, ESPLENDIDOS Y NOTABLES, en lo personal yo pienso que poseemos una luz única que nos vuelve especiales, y eso nada ni nadie podrá borrarlo o tratarlo de cambiar, hasta luego queridos steemians.
Atte. Rouscelin Cardona
Entiendo perfectamente de lo que hablas, todos nos hemos sentido así. Excelente post. Saludos!
En principio también acepto que nosotras las mujeres somos enrolladas, pero no porque querramos, solo que somos de las que pensamos detalladamente las cosas y es que nuestro rol comprende tantas cosas que estos espacios nos sucede frecuentemente. Muchos saludos bella Rous